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El penal es sinónimo de gol. Quizás no sinónimo, pero prácticamente, ya que las condiciones son completamente favorables para el rematador. El golero espera en la línea del arco, a doce pasos de la pelota y esperando el pitido del juez para intentar el milagro. Ante este panorama es más normal ver que la pelota termine dentro del arco que afuera, a menos que el rematador sea Martín Palermo.
En realidad no es así, pero tras el encuentro entre Argentina y Colombia por la Copa América de 1999 la etiqueta quedó pegada en el curriculum del delantero. Fue un 4 de julio que Palermo se peleó con el arco y no pudo vulnerarlo a pesar de contar con tres penales a su favor. Todo pareció comenzar perfecto cuando a los 5′ de juego la albiceleste dispuso de una pena máxima, pero Palermo lo tiró desviado. Luego fue Colombia la que tuvo la chance e Iván Cordoba, desde los doce pasos, puso el 1-0.
En el segundo tiempo el partido seguía con el 1-0 en el marcador y llegó el segundo penal para Argentina a los 76′. Palermo, nuevamente, se paró frente a la pelota pero de nuevo su puntería no estuvo fina y la pelota se fue por encima del travesaño. Como una jugarreta del destino, tres minutos después llegó el segundo de Colombia, que aprovechó el envión y minutos después puso el 3-0 en el marcador.
Palermo vagaba por la cancha como un fantasma, con dos penales sobre sus hombres y una goleada en el tanteador. Pero el golpe de nocaut llegó en el último minuto, cuando el referí volvió a sancionar un penal a favor de Argentina, el quinto del partido ya que Ricard falló uno para los cafeteros.
Palermo comentó tiempo después que en ese momento ninguno de sus compañeros se ofreció para rematar y el debió asumir la responsabilidad. Lo que no tenía en cuenta es que ese penal sería el peso final a una mochila que carga hasta hoy. Esta vez remató bien, fuerte y a un palo, pero el arquero colombiano voló y la sacó, decretando un récord: Martín Palermo se convirtió en el jugador que más penales falló en un solo partido.
En junio del año 2000 Boca definió ante Palmeiras la Copa Libertadores, casi un año después de la fatídica noche ante Colombia. Tiempo después de ese partido Palermo declaró: “En la final por la Libertadores contra el Palmeiras rezaba para que no llegáramos a una definición por penales”.
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