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Ferro se quedó sin chances de lograr el ansiado ascenso a Primera División del fútbol argentino tras perder 1-0 ante Quilmes. El gol, convertido por Federico Anselmo, vino de un penal que, tras la repetición quedó claro que no fue, pero que en cancha complicó mucho y el árbitro no fue la excepción.
Claro está, el error costó muy caro, pero no es para cualquiera salir a pedir disculpas públicamente. En época donde los árbitros son muy apuntados, son gestos que de alguna manera se valoran y Nicolás Lamolina aceptó su error.