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Los implantes capilares ganaron terreno de un tiempo a esta parte en la sociedad. Dejó de ser para muchos “una vergüenza” y se convirtieron en algo habitual y el deporte no quedó ajeno a ello.
Son varios los protagonistas que tomaron dicha decisión, pero pocos lo hicieron de la manera en que lo ejecutó el camerunés Vincent Aboubakar.
El jugador de Besiktas le solicitó al club una pequeña licencia para acompañar a su esposa a París para un tratamiento que supuestamente ella tenía que realizar, pero todo cambió cuando volvió a Turquía.
Los médicos le indicaron que por el implante, no iba a poder jugar por tres semanas y no tuvo mejor decisión que afirmar que estaba lesionado. ¿Qué hizo el club? Investigó, conoció la verdad y lo separó del plantel.
Por el momento, se desconoce cuáles serán las consecuencias y más allá de que se busca llegar a un acuerdo, que le finalicen el contrato no sería descabellado, justamente.