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En un futuro cuando algún hincha o analista vea los partidos que disputó Independiente del Valle en 2016 le va a llamar la atención una situación: el día de la primera final de la Copa Libertadores el equipo principal disputó dos encuentros, ambos ante equipos que se llaman “Nacional”.
El problema surgió por el aplazamiento de partidos, que hizo que el calendario se apretara y no permitieran posponer partidos del torneo local. Independiente del Valle debió enfrentar a El Nacional por el torneo local a tan solo ocho horas de uno de los partidos más importantes en la historia del club. Claramente la prioridad fue una sola y el plantel principal y suplentes se reservaron para la definición del máximo torneo continental. Un equipo formado íntegramente por juveniles se presentó para cumplir con el calendario y como era de esperarse cayó por 5-2.
Además del cuerpo técnico, también los hinchas demostraron que partido era el que les llamaba la atención. Más de cinco horas antes de que se de el pitido inicial, los fanáticos comenzaron a apostarse en las tribunas del Estadio Olímpico de Quito a pesar del calor. Esta situación se preveía ya que durante la venta de entradas sucedió algo similar. En tan solo cuatro horas se colocaron los más de 40.000 boletos que se pusieron a disposición. Algunos hinchas llegaron a dormir en carpas en la calle para garantizar sus accesos.
Pero los hinchas no son los únicos que están motivados de cara a la final. Los jugadores del equipo de Pablo Repetto también tuvieron un recibimiento especial en el vestuario para que salgan al campo a defender los colores con ganas. En un cartel colocado por una de las marcas auspiciantes se repasa la campaña del equipo y se los alienta para salir en búsqueda de una víctima más.
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