El rincón de las arañas
Seguramente, el lector espera una columna en la que se haga un sesudo análisis del match de ayer, y desde ya le decimos que este no es el lugar indicado. Resolvimos, luego de apreciar las alternativas del clásico rioplatense, que debíamos dejar de lado los nacionalismos y la camiseta. Decimos esto, al ver como por encima de todo el clima de Eliminatorias, había dos personas sufriendo y necesitándose mutuamente.
La conclusión es que a Uruguay le hace falta un Messi, y a Argentina un Suárez. Y ellos darían lo que fuera por trasladar su sintonía perfecta en tierras catalanas al terreno nacional, cosa que ya sabemos que por el momento es imposible. Nos dimos cuenta de eso, de que no importaba más nada y de que para ambos cracks el partido quedaba en un segundo plano. De fondo, esa amistad diaria e imperturbable que los lleva a ser inseparables en el Barcelona y a extrañarse cuando juegan con sus selecciones.
El foco del partido estaba en ellos dos, de forma más que merecida. Abrazos y risas cómplices previo al pitazo inicial, marcaban cuál sería la tónica. Pero fue ahí cuando Messi miró para adelante y no tenia a Suárez sino al meritorio y entusiasta Lucas Pratto, y uno lo entiende al rubio. Como entiende a Suárez cuando espera el toque mágico del rosarino que lo ponga de cara al gol, mira para marcar el pase y ve a Lodeiro y a Corujo, que a su vez lo miran a él como pidiéndole perdón por no poder hacer olvidar a Messi.
Para Messi, como para Suárez, jugar con sus respectivas selecciones es como si uno pasara de comer langosta a la Pompadour de desayuno, a tener que contentarse con un digno guiso carrero. A Messi también le faltó ese amigo que lo humaniza, que lo trata como a un mero mortal y le hace bromas con su pelo.
“¡Cómo te extrañé leo!”, “Yo también Lui”, “Menos mal que ya terminó esto, olvidemos el mal momento y disfrutemos otra vez”. Estos diálogos podrían darse perfectamente. Pero ya les tocará volver a jugar a uno con diez que lo miran, y al otro a conformarse con patear de la mitad de la cancha para que le llegue un balón. ¡Hasta pena siente uno al verlos sufrir así! Pensar que si se hubieran hecho realidad las Provincias Unidas, no estaríamos regodeándonos por tener a la zaga del Atlético de Madrid, sino que probablemente estaríamos más ocupados saliendo campeones del mundo de la mano de dos tercios de la famosa MSN del Barcelona. Lo que son las vueltas de la vida y el destino…
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