El rincón de las arañas
No vamos a hablar del devenir del Uruguayo Especial en sí mismo, hoy nos atañe una causa común al 95% de los orientales, y no es otra que la debacle de los denominados grandes. Como dijo Jaime Roos de los barrios Sur y Palermo, Nacional y Peñarol son rivales y hermanos, es algo solapado pero que todos sabemos. En los años ’80, entre ambos nos llevaron cuatro veces a Japón, ahora son incapaces de eliminar a la Liga de Loja o al Sportivo Luqueño. Se reformula el fútbol, y ya no hay respeto por las camisetas pesadas. Esa decadencia quedó evidenciada este fin de semana: por un lado en el expugnable CDS, y por el otro con la cuchilla que se le clavó al tricolor en su visita a Belvedere.
¿Cuál es el jugador de cuadro grande? ¿Aquel que hace la transición desde un chico y no le pesa, o el que es desechado por estos y los vacuna con otra camiseta? Respuesta: Ignacio González no sirvió para Nacional y clavó a Peñarol y Bizera o Bueno que no servían para Peñarol participaron de la victoria negriazul ante Nacional.
El sábado, la “inexorable ley del ex” tenía tal vez más chances que nunca de instalarse como una verdad absoluta de carácter cuasi científico e irrefutable. Cuatro eran los ex Wanderers disponibles para ser utilizados por Da Silva contra su ex equipo. Pan comido, al nivel de la de los dos cabezazos en el área o aquella que reza que el 2 a 0 es el peor resultado. Pero el hombre propone, y las circunstancias disponen. A veces hay fuerzas superiores, capaces incluso de torcer los designios de una ley infalible. Porque, que las hay, las hay. No diga que no pensó, siendo usted hincha aurinegro, en recurrir a los servicios del Pae Virginio para “destrabar” la energía del flamante escenario. Ni hablar si usted tiene el corazón tricolor. Seguro ha aprovechado las últimas circunstancias para divertirse a costillas de sus amigos del tradicional adversario hablando del gualicho de su estadio.
El domingo, Nacional no quiso ser menos que su rival y hermano de todas las horas y dejó tres puntos en manos de Liverpúl. No vamos a entrar en las connotaciones que tenia este partido, ni en que el tricolor no supo dejar en evidencia las carencias en el aspecto velocístico de Joe Emerson Bizera, y redobló la apuesta jugando un fútbol aún mas lento. La derrota alba, casi que salvó la cabeza del DT aurinegro, y a su vez los hinchas de ambos equipos pudieron disfrutar con la derrota de su clásico rival.
Ya le vamos diciendo, querido lector, que el Especial se lo termina llevando Juventud, Wanderers o Rampla, pero los buques insignia de nuestro balompié siguen estancados en el periodo de pases. Acá hay una causa común que preocupa al uruguayo promedio, cuando vemos a hinchas de ambos equipos decirse “la verdad que somos horribles”. Bien dicen que nuestro pueblo encuentra causas extrañas para hermanarse, y esta puede ser una. Como puede ser el grito de “andate Polilla, pero de paso llevate a Lasarte” (o viceversa). Si siguen así, en el clásico se va a volver a lo tan añorado de las tribunas compartidas por ambas parcialidades. En el campo, saludarán los 22 abrazados en el círculo central, mientras los silba todo el estadio. Como en las épocas del Coliseo Romano, parece que hoy el pulgar tiene todo para ir hacia abajo.
Campeonato Uruguayo Especial, el rincón de las arañas, Nacional, Peñarol, Profesor Hermes J. Sanabria