El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
Uno no sabe cuánto tiempo más va a estar ejerciendo esta profesión que surgió medio de casualidad cuando dejó de haber posibilidades de ser entrenador. Mucho más lejos quedaron los tiempos en los que corríamos detrás de una pelota, y por suerte no llegaremos a ver esto en lo que quieren transformar al fútbol.
Bastante tenemos con asistir a los primeros pasos del VAR, tan alejado del fútbol como pueden estar los zapatos de fútbol del ballet, por ejemplo. Ahora tenemos que leer con disgusto, como se analizan modificaciones en nuestro deporte para llevarlo a parecerse a otro deporte. Por si fuera poco, algunos eruditos de la FIFA entienden que lo mejor va a ser que los partidos se jueguen de 60 minutos y deteniendo el reloj. Lo dicho, menos mal que no vamos a estar presentes o en plenitud de nuestras facultades para ver esto.
Usted, si es joven, habrá quedado parado en el medio de este cambio de paradigma. Tendrá la misión, si alguna vez quiso al fútbol como todos lo conocimos, de contarle a sus hijos y a sus nietos sobre aquel deporte que inventaron los ingleses. Tal vez, a estas palabras se las lleve el viento, como no volverá a llevarse nunca a una pelota cuando esta gente decida que el fútbol se juega solamente en estadios cerrados.
Hoy, otra noticia circuló por algunas páginas que versan sobre fútbol. O sobre lo que alguna vez conocimos como tal. Y mire que no es algo para tomar a la ligera. Hablaba de que China, ese gigante dormido que trata por todos los medios de crecer futbolísticamente, ahora logró que su selección Sub 20 juegue el campeonato de la Cuarta División alemana. Si algo tienen los orientales de aquel lado, es paciencia. Y su objetivo, parece, no es otro que el de acometer en los primeros planos del fútbol mundial para el 2050. Ahí, luego de varias generaciones jugando en tierras teutonas; los chinos serán una selección que juega como Alemania, con la liga más poderosa del mundo, y con la disciplina de siempre. Ya se dieron cuenta de que el camino a la excelencia no estaba en llevar jugadores uruguayos de segundo orden, sino en ir a jugar con los mejores y a vivir y comer como ellos. Si desarrollan la picardía, no los para nadie.
Dentro de 9 mundiales, vaya uno a saber cómo va a estar Uruguay, pero es muy probable que los chinos se adapten mejor a un deporte en el que se juega con los pies como en el fútbol, pero se detiene el reloj como en el básquetbol, y termina el juego cuando la pelota se va afuera como en el rugby. Menos mal que no vamos a estar para ese entonces.
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