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Carlos Festa, un brasileño hincha del Corinthians que tenía una entrada de sobra para el partido frente a Patriotas, le regaló uno de los días más felices a un hincha que estaba en los alrededores del estadio. El fanático invitó a un niño que estaba afuera y lo hizo vivir el primer partido de su vida en vivo.
El hincha llegó al estadio de Itaquera con una entrada de sobra y comenzó a buscar alguien a quien regalarle su ingreso. Con el partido ya empezado, no lo motivaba venderla a alguien más y preguntó en una de las puertas si no habían visto a nadie intentando entrar. Los porteros le hablaron de un niño con una chaqueta grande que no tenía entrada.
Carlos salió a buscar al joven hasta que lo encontró y le preguntó si deseaba entrar. El niño, que nunca había estado en la tribuna, aceptó rápidamente. Ya camino a la tribuna surgió un problema inesperado: la vestimenta. El niño vestía una campera de una de las “barras bravas” de Corinthians que había encontrado tirada en la basura y la policía lo obligó a sacársela dado que no se puede ingresar con esa vestimenta.
El niño, al quitarse la campera, dejó ver que por debajo tenía una remera verde, colores del clásico rival, Palmeiras. “Por tradición le dije que no podía entrar con ese color”, contó Carlos, que agregó un regalo más. Antes de dirigirse a la tribuna pasó por la tienda oficial del club y lo dejó elegir una camiseta del club.
Luego ambos disfrutaron del triunfo por 2-0 y la clasificación a la siguiente fase, pero eso no fue lo que más lo motivó. “La felicidad solo es felicidad cuando es compartida”, escribió en su cuenta de Facebook.
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