El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
A este cronista, también le tocó estar alguna vez al costado de la línea de cal. Hermosa profesión para los que amamos el fútbol, también muy ingrata. Casi al nivel de la de arquero, por lo solitaria e incomprendida para la mayoría. Hay que ser un poco psicólogo, otro poco maestro, a veces padre, otras veces ser el malo de la película o el que pone los límites. Todo eso, con un grupo de más de 20 muchachos con diferentes realidades y momentos. Un trabajo casi de orfebre.
Y, por si fuera poco, ser entrenador tiene algo todavía más complicado: aquello de que “si ganamos, ganan los jugadores”. Sí, adivinó lo que sigue. En caso de no obtener los mejores resultados, una cabeza se llevará todos los palos. “Si perdemos, pierde el técnico”, en la Champions League y en la liga del barrio. Así y todo, todavía quedan valientes que se animan al desafío. El amor al fútbol puede más.
¿Ejemplos? Miles. Todos los días hay varios. Sin ir más lejos, fíjese en el fútbol uruguayo. Diego López parece haberle encontrado la mano a Peñarol, salió campeón… pero claro, “con esos jugadores y en un club que tiene todo, ¿cómo no va a andar bien? ¡Es su obligación!”. Pero no se quede con este ejemplo solamente. El Cacique MEdina y Eduardo Acevedo, entre otros, han tenido que irse de sus equipos.
Haga el ejercicio con cada club. Va a ver como siempre pasa lo mismo. No hay caso, ser técnico no es negocio. Al menos desde lo referente al reconocimiento.
el rincón de las arañas, entrenador, Profesor Hermes J. Sanabria