El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
Desde México 1970 que no se ganaba en un debut mundialista, parece que fue ayer que le ganamos a Israel en aquel torneo, pero ya pasaron 48 años. Y el partido ante Egipto, si bien revirtió esa tendencia, no fue ajeno a que Uruguay no es un equipo que se caracterice por debutar bien. Nos cuesta jugar de blanco, se nos complica manejar el protagonismo cedido por el equipo rival o que la prensa nos tilde de favoritos. Ni que hablar que siempre nos resulta incómodo debutar en una cancha con el pasto alto o con mucho calor, o luego de un viaje largo.
Siempre insistimos con la idea de que se juega como se vive, por eso no debería sorprender a nadie que nuestra selección sea propensa a los arranques lentos, como un vehículo gasolero. Piense, seguro todavía recuerda el trauma de su primer día de escuela, hecho que traslada luego a sus hijos por no haberlo superado. Haga el esfuerzo de recordar su primera vez, en todo orden de la vida. Aunque hayan pasado más de los 48 años del 2-0 a los israelíes, le vendrán a la mente incontables situaciones en los que los famosos “nervios del debut” se cruzaron en su camino. Y no tiene nada que ver con la experiencia, no, porque nos pasa siempre y en todo. Así sea el tercer Mundial consecutivo de algunos jugadores, que tienen 100 partidos de selección sobre el lomo.
Comparemos con la participación mundialista de 2014, cuando Costa Rica nos sorprendió. Aquella vez, sin Suárez, al igual que en Rusia 2018. Comparemos con el debut de otros equipos en este mismo Mundial: Rusia, con la presión de ser local, de venir de malos resultados y de jugar bajo la atenta mirada de Vladimir Putin y un montón de misteriosos jeques, le hace 5 a Arabia Saudita. Otro ejemplo, Cristiano Ronaldo, al que no le pesó jugar contra España y metió 3 goles en el primer partido. O España, recuperándose del cimbronazo de perder a su entrenador a un día del comienzo del campeonato y haciéndole 3 goles al campeón de Europa. Porque ese debut era difícil para los dos lados, solo depende del lado del mostrador del que se mire.
Pero bueno, nos cuesta debutar. Lo bueno, es que ya pasó. Pasar página, implica entre otras cosas no tener que preocuparnos más por descubrir en qué estaba pensando Luis Suárez o si Salah entraba o no, en si habría que salir a ganar los dos partidos restantes por 4 goles o si en octavos nos toca España o Portugal. Tal vez, nos cuesta tanto el arranque por culpa de la ansiedad, por mirar demasiado hacia adelante. Nos pasó a todos con el primer beso, con la primera vez, con el primer trabajo, con cada arranque de año lectivo o con el día que nos tocó ir a conocer a los suegros. ¿No nos va a pasar en un Mundial de fútbol?
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