El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
Una Final de una Copa del Mundo siempre acapara las miradas de todos, es algo normal. Siempre se juegan un domingo, además, lo que contribuye a que el rating sea mayor. Pero esta edición del Mundial, con Francia y Croacia buscando el título, tendrá a los uruguayos más involucrados que nunca. Casi como si la jugara nuestra selección, sin temor a resultar exagerados.
Ojo, no es que por Uruguay la Final se juegue de la misma forma que en Argentina, donde el hecho de que ambos finalistas sean los únicos dos equipos en derrotar al combinado albiceleste ha renovado la discusión sobre si Sampaoli sí o Sampaoli no. La Final se juega en Uruguay tomando como parámetro a Francia y a Croacia para dar rienda suelta al inconformismo latente y solapado que siempre sale a flote en nuestro país. Hoy todo sirve para cuestionar a Tabárez, al proceso, a la forma de jugar de Uruguay, a algunos jugadores, al clima…
Quienes hinchan por Francia, se embanderan detrás de la figura de Griezmann, por sobre todas las cosas. Nuestro francés más uruguayo -o uruguayo más francés- es esa excusa que siempre buscamos para sentirnos parte de algo, y la única razón para desear la victoria de uno u otro equipo que no está relacionada con cuestionar algo de lo mostrado por la Celeste en Rusia. Es ahí donde entra el enamoramiento con el poderío en el juego aéreo y la perfección del entramado defensivo para recostarse si es necesario que muestra el equipo galo. Ojo, esto mismo no se ve con tan buenos ojos cuando hablamos de nuestra selección. Pero si lo hace un equipo que es finalista del Mundial y que además nos ganó…
Los nuevos hinchas de Croacia, están como locos por haber descubierto que son 4 millones de habitantes. Después hay gente que dice que un Mundial no enseña de geografía y de historia. Hoy, cualquier neo-croata le desarrolla en minutos el argumento de que ya no vale decir que somos 3 millones y además le habla de la Guerra de los Balcanes con más propiedad de la que hasta ayer hablaba del gemelo de Cavani. Si a todo eso, le sumamos el hecho de que los croatas tienen a este DT hace solo 7 meses… no hay que ser muy intuitivo para darse cuenta de que todo en Croacia viene bien para pedir un cambio a gritos. Esto pasa justamente en el país en el que más cuestan los cambios en el mundo, por eso cabe nuevamente destacar lo que produce un Mundial en la cabeza de la gente. Algunos incluso le agregan a su presidenta al mix, porque si vamos a mezclar las cosas, vamos a hacerlo bien. Un país que tiene una mujer al mando y además es joven y le gusta el fútbol, debería ser –para ellos- modelo para nuestro país. Nuevamente, para los que dicen que el fútbol y la política no tienen nada que ver.
Mientras franceses y croatas disputan la Final, muchos no recordarán que la selección uruguaya quedó entre los ocho mejores del Mundial (si quieren no ponemos el eventual quinto puesto sobre la mesa) ni que el modelo de gestión es admirado por varias federaciones, algunas de las que buscan imitarlo. Como se ve, no hay nada más difícil que ser profeta en Uruguay (siendo uruguayo). Si Mahoma hubiera nacido acá, nunca hubiera sido apodado de tal forma.
final, Francia-Croacia, Mundial de Rusia 2018, Prof. Hermes J. Sanabria