El rincón de las arañas
No es fácil para cualquier profesional tomar un equipo de la B mexicana en zona de descenso, arrancar una racha ganadora y que le den el premio al DT del mes. No es esto una pasada de mano por el lomo porque una vez haya ido a dar una charla a los muchachos del Sportivo Carabelas y se haya quedado a comer unos choripanes hechos en un humilde mediotanque por este servidor. Para nada. No es más que el reconocimiento a la labor de un hombre que sabe de fútbol, aunque haya quienes lo menosprecien. Esto es sencillo, si usted jugó al fútbol como Diego Armando Maradona, no hay manera de que usted no sepa una o dos cosas sobre este negocio.
Lo hemos dicho en su momento, cuando el mundo se asombró al conocer la noticia. El hombre volvía al lugar en el que fue más feliz, a tratar de volver a ser feliz. No es tan difícil de entender. Y tiene Maradona, entre tantas otras cualidades, dos: es como el Ave Fénix y no es una persona cualquiera. El resto, lo hacen los jugadores por sí solos, por la simple motivación de ser dirigidos por una leyenda. Esto uno lo sabe, aunque nunca le haya tocado ser dirigido más que por el cantinero del club del barrio y luego no haber dirigido más que albañiles y otro tipo de obreros en su pasaje por el fútbol del ascenso argentino. Y por ascenso, nos referimos a lo que está más abajo, que no tiene otra dirección en la que ir que hacia arriba. Por eso, nunca experimentamos un descenso. Eso, no lo pueden decir todos.
El consejo que nos dio Diego en aquel momento, mientras compartíamos una charla de fútbol masticando un chorizo casero, lo guardamos para nosotros. Pero sí compartimos su expresión de deseo. “Mi sueño, es que algún día, me respeten como técnico”. Parece irrisorio que alguien lo cuestione, pero en este mundo, se cuestiona hasta a los que más saben. Si lo sabremos, pero no por nosotros, sino por observar un poco hacia los costados.
Diego Armando Maradona, Maradona Dorados, Prof. Hermes J. Sanabria