El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
Se ha hablado hasta el hartazgo de los diferentes estilos entre los entrenadores, dividiendo al fútbol en “escuelas” con filosofías de juego bien marcadas según quién sea el estratega que se encuentre al frente de cada equipo. Esos estilos se estudian en los cursos de entrenadores, se analizan en todos los medios de prensa y se discuten en la mesa del bar.
“Menottismo o Bilardismo”, “Bielsismo”, “Guardiolismo o Mourinhismo”… han sido algunos de los más controversiales y sobre los que más se ha escrito y hablado. Uno también podría hablar de un estilo propio, como pueden atestiguar aquellos que vieron jugar al Sportivo Carabelas de Don Torcuato a lo largo de nuestro extenso ciclo; pero vamos a ir a algunos de los estilos más conocidos en nuestro medio: uno, el llamado defensivo con entrenadores como Rosario Martínez como abanderado y otro, el ofensivamente famoso “Tiki Tiki” de Juan Ramón Carrasco.
Uno y otro tienen sus admiradores y sus detractores, uno y otro son acusados de intransigentes (como pueden serlo todos los mencionados antes). “Cada maestrito con su librito”, por eso no sorprende que un Rosario Martínez mantenga un estilo y Carrasco sea fiel al suyo. Incluso si hablamos de maestros, todos conocemos de sobra la forma de jugar que tiene la selección uruguaya, la que Tabárez no se plantea cambiar por razones obvias.
Por lo general, los entrenadores prefieren ganar y perder con su receta, por eso se nos antoja al menos novedoso lo de Paulo Pezzolano al frente de Liverpool. Un entrenador que apuesta a un juego ofensivo y atildado, al que alguna vez apodaron “Pepzzolano” e incluso el propio “JR” ha elogiado por sentirse identificado con su propuesta, no tuvo ningún inconveniente ni se puso colorado por ganar en Brasil apelando a un planteamiento que habría hecho sentir orgulloso al mismísimo Cholo Simeone, por poner un ejemplo de entrenador amante de “la bañadera”. Y ojo, no lo vemos mal. Estamos acostumbrados a generaciones enteras de gente que se dejaba el bigote a los 18 años y no se lo sacaba más, o votaba toda la vida al mismo partido, ni que hablar de que se casaba para toda la vida. La cosa cambia.
¿Se vienen acaso los tiempos de aquellos entrenadores que un día le pueden hacer jugar a un equipo como el Ajax de Cruyff y al otro día desplegar un dispositivo digno del Estudiantes de La Plata de Zubeldía? Pareciera como si el mundo de los estrategas se abriera a aquellos capaces de mutar de acuerdo a la ocasión, no tanto a aquellos que se aferran a una única manera de hacer las cosas. Como la vida misma, ya no se podrá hablar de “el estilo de …”. Tal vez, se pueda empezar a hablar de un entrenador “Menottista, pero con fuerte influencia de Mourinho y claros trazos del Tola Antúnez”. Hoy, la gente es más práctica, se puede ver en todos los órdenes de la vida. No se asuste.