El rincón de las arañas

A entonar, orientales

11 Feb , 2019  

Prof. Hermes J. Sanabria

Recuerde usted lo que pasó luego de que se hubiera anunciado la cancelación del espectáculo de la Murga Falta y Resto en el entretiempo del Clásico por la Final de la Supercopa Uruguaya, cuando Pedro Bordaberry comunicó que en lugar de la agrupación carnavalera iría el Himno Nacional. No fueron pocos los que, aún enojados por el motivo de la marcha atrás en la presentación de la Murga (su director es hincha de Peñarol) clamaron que no podía ser que se fuera a entonar el himno de su tradicional adversario (hecho luego aclarado, cuando se logró que entraran en razones y entendieran que era aquella canción que cantaban en la escuela).

Recordemos los argumentos esgrimidos por el presidente de la Comisión Normalizadora de la AUF, diciendo que el Himno es algo que nos une. Esto es sabido, ya que se sigue cantando en la previa de los partidos entre selecciones y cada vez más personas en las tribunas se animan a entonar sus estrofas. Y es algo que pasa en todos los países, basta con prestar atención cuando nuestra selección viaja.

Para graficar la importancia que tiene el himno para algunos actores del mundo futbolístico, elegimos recordar las palabras del colega Carlos Salvador Bilardo, quien alguna vez dijo: “El himno hay que practicarlo también. Nosotros lo practicábamos cinco veces antes de cada partido… En ese momento al jugador se le pasa toda su vida por la cabeza”.

Tal vez, esto el himno sea un camino de ida que apunte a la unidad nacional, a equiparar nuestros eventos deportivos con los de las grandes ligas del mundo (sobre todo con el famoso Super Bowl, la NBA y por qué no, la MLS de Estados Unidos), a no dejar que la gente se olvide del himno. De repente no en un plan como el propuesto por Bilardo (uno siempre fue más de Menotti), ya que practicar el himno cinco veces por semana se nos antoja excesivo para planteles que podrían emplear ese tiempo en practicar por ejemplo los centros o la defensa de la pelota quieta; pero quien le dice que no sea una buena medida en tiempos de tanta crispación.

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