El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
No habrá dos opiniones al respecto: no somos un pueblo optimista. Eso no nos hace ni mejores ni peores que nadie, pero seguramente si tomáramos a 100 uruguayos al azar y les mostráramos un vaso con agua por la mitad, la mayoría vería lo que le falta y no lo que tiene. ¿Cómo no se iba a trasladar esa tendencia cuando nos toca hablar de la selección?
Por si alguien quiere muestras de lo que decimos, basta fijarse en esto: Tabárez cita a Federico Valverde y Mauricio Lemos. ¿Con qué se queda la gente? Con que no puede ser que no estén Gastón Pereiro y Lucas Torreira. Indignados, pasan por alto la incorporación de otros dos jugadores a los que ellos mismos pedían a gritos. ¿Se lesionó Suárez? A nadie debería sorprender que el clamor popular diga que “siempre lo mismo, que cuando le toca jugar por la selección siempre se lesiona y que aguante el Edin que siempre está y siempre rinde”. ¿Se lesiona Abel Hernández? “Gracias a Dios, así nos salvamos de seguir viéndolo, además no sé para que lo cita si nunca lo pone. Pero mejor, que no lo ponga porque es horrible”.
Ante las lesiones, el cuerpo técnico opta por la citación de Gastón Pereiro, más pedido que un Play Station 4 en el próximo Día del Niño. Sin embargo, la mayoría de la gente está convencida de que solamente lo cita por las lesiones de otros jugadores y que es una lástima que no se haya lesionado un volante así citaba a Torreira.
Mientras falta por ver si se cita a un segundo delantero, y en caso de que eso ocurra ver quién será… ya se maneja que puede ser Rodrigo Aguirre. No son pocos los que ya dicen “¿Y Maxi Gómez? ¿No es uruguayo? ¿El Maestro no tiene cable? ¿Ya se olvidó de Jonathan Rodríguez?”. Tampoco son pocos los compatriotas que resignados dicen: “Igual, para lo que los va a poner… siempre juegan los mismos. Así nos comemos 4 con Argentina”.
Alguno tímidamente dirá que la convocatoria de varios jóvenes es muy saludable y muestra inequívocas señales de renovación. ¿Pero sabe qué le dirán? Que les va a pasar lo mismo que a De Arrascaeta “que viene a pasear”. No hay caso, el uruguayo podrá llenar mil veces el Estadio, pero al vaso lo verá siempre medio vacío.
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