El rincón de las arañas

Aprender a disfrutar

31 Jan , 2017  

No todos los días se gana un clásico 3 a 0 contra Argentina o Brasil, es por eso que hoy deberíamos estar contentos. Aunque usted sabrá que eso nos cuesta, porque no habrá faltado el compatriota que diga “pero qué poquito Argentina ¿no?”. Y en eso, apostaríamos el dinero que no tenemos a que somos únicos en el mundo. Hoy, en oficinas, bares y cualquier rincón del Uruguay en el que se hable de fútbol, se está comentando que por algo ninguno de estos jugadores argentinos son conocidos para el gran público, y que además fuimos favorecidos por la  ventaja numérica luego de la expulsión que sufrió el rival.

Por eso, este cronista prefiere apartarse un poco de esa costumbre de minimizar siempre lo nuestro, y se queda con las ganas de ganar de estos chiquilines, y con la demostración de Amaral de que la calistenia es importante mas no lo es todo para un futbolista. Mucho se dijo acerca de que su alimentación no es la más adecuada para un deportista, de que usa una camiseta diferente al resto, de que su físico no es el de un atleta de alta competencia; pero el botija fue el único capaz de agacharse y mandarla a guardar en la altura de Quito, con el esfuerzo que eso representa.

Con lo que cuesta ganar clásicos de selecciones, démonos el respiro de disfrutar este triunfo. Ya vendrá Brasil, y podrá pasar cualquier cosa, pero siéntase orgulloso de nuestro juvenil combinado. Ayer, el partido fue todo nuestro con una labor sólida que hizo renacer aquellas loas a “un arquero firme, una línea final expeditiva, un mediocampo que manejó los tiempos y una delantera contundente”. Si uno tiene todo eso en un partido, es muy probable que lo gane. Si acaso queda en el debe la desinteligencia de haber recolectado algunas amarillas con el partido ya definido, hecho claramente representado en Joaquín Ardaiz. El delantero de El Tanque desoyó la indicación del DT, y a la primera de cambio revoleó a un rival. Queda claro por qué el verdinegro lo cede a préstamo a Danubio.

Uno, que le debe mucho a la Argentina, puede permitirse hoy disfrutar de haberla goleado. Porque primero hay que saber sufrir, y a eso estamos acostumbrados. Pero también nos toca a los uruguayos aprender a disfrutar, desafío que ha resultado infructuoso a través de varias generaciones que nos han hecho ganar el mote de grises. Si hasta ellos deben estar contentos por nosotros, ¡tendría usted que ver cuanto nos quieren esos argentinos! Ah, y otra cosa. Si se va a subir al carro, le aconsejamos hacerlo ahora. Otra cosa que tenemos es que, aunque nos cuesta ser felices, tenemos facilidad para plegarnos al éxito. Y si estos chiquilines llegan a salir campeones…

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