El rincón de las arañas
Hace unos cuantos años, cuando tuvimos la posibilidad de orientar tácticamente al Sportivo Carabelas de Don Torcuato en la querida República Argentina, fuimos testigos de una particular situación que involucraba a dos jugadores de nuestro equipo. Uno de ellos, muy bueno y con notables antecedentes goleadores en otros equipos, se veía opacado por el otro, de fuerte personalidad y notoria influencia negativa sobre el plantel. Y de esa forma, nos veíamos ante la terrible encrucijada de tratar de devolverle al primero su confianza de cara al gol. Un día, el dominante se fue, y el que antes andaba errante por la cancha se convirtió a base de goles en figura de una campaña inolvidable, que nos llevó a clasificar a los 32avos de final de los Juegos Evita. Adición por sustracción, que le dicen.
¿A qué viene todo esto? Seguramente usted habrá visto como cambió la cara de Edinson Cavani en el PSG, ya sin la nefasta presencia del brasileño. Porque, además de alegrarnos por la partida de un elemento que impedía a un compatriota ser feliz, estamos de acuerdo en que el salteño tendría que haberle marcado los puntos de entrada, en vez de dejarse opacar.
Es claro que Neymar se encontró con el uruguayo equivocado, ya que de haber sido Richard Morales el que compartiera equipo con este muchacho, lo hubiera mandado a jugar de lateral izquierdo y a llevarle el bolso en los viajes. Pero Cavani es diferente. Tal vez por su carácter apacible, sus buenos modales o su voz finita, nuestro delantero se sentía incómodo al lado de la energía negativa del hoy lesionado jugador, y lo que es peor, era incapaz de marcarle la cancha.
Ya con verlo gritar los goles nomás, uno se da cuenta de que Edinson se siente liberado. Va más allá de la ejecución desde los once pasos o de una definición con el arco libre, se trata del tan mentado “lenguaje corporal” que demuestra dentro del terreno de juego. Seguramente, a partir de ahora veamos a un nuevo Cavani, sabedor de su nueva condición de “macho alfa” del equipo parisino y en el renacer de su romance con la “ciudad luz”. “El Matador” volvió a sacudir la melena, y el fútbol uruguayo está de parabienes.
Edinson Cavani, El Aguante, el rincón de las arañas, Profesor Hermes J. Sanabria