El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
No es que uno deba ir por la vida pensando en la imagen que proyecta hacia afuera, sino que primero debe estar conforme con uno mismo. Eso es básico. Pero, tampoco es cuestión de ignorar completamente la forma en que nos ven los demás, sobre todo porque nos puede permitir mejorar ciertas cosas en las que tal vez estemos fallando. Así como alguien alguna vez dijo que “el camino es la recompensa”, también el ojo del otro nos puede traer recompensas si sabemos canalizar su mirada en nuestro beneficio.
¿Cómo nos gusta a los uruguayos que nos vean? Generalmente, nos enorgullecemos de aquellas visiones que nos perciben como un pueblo solidario, de gente noble y sencilla. Aunque luego, estas características no sean tan así. ¿Cómo nos gusta que nos vean en términos futbolísticos? Un poco con esas mismas características, sumadas a la famosa garra, al orden táctico y la constante producción de grandes talentos para la pelota.
Por eso, es hasta preocupante un hecho que se ha destacado como gracioso por estos días. Porque debería darnos la pauta de que no estamos dando hacia Rusia, país organizador del Mundial 2018, la imagen que quisiéramos. No debería tomarse a la ligera que los rusos conozcan más a Natalia Oreiro que a Messi, algo que festejamos por aquella absurda rivalidad que tenemos con nuestros hermanos. Natalia no juega al fútbol, al menos de forma conocida, por lo que no nos estaría representando ningún beneficio cuando la pelota empiece a rodar.
¿Qué hacer entonces? ¿Cómo capitalizar a nuestro favor el hecho de que nuestros futbolistas no son tan conocidos en la tierra de los zares como la exitosa intérprete de “Cambio dolor por libertad”? Es ahí donde hay que apuntar, como decíamos al principio. Que nos sirva de motivación para pasar desapercibidos entre tanto foco mediático. Que Natalia cumpla la misma función del canto de las sirenas, distrayendo al público con el magnetismo de su figura y su arte, mientras los que visten de celeste se concentran en lo que tienen que hacer dentro de la cancha.
No es porque nos interese demasiado cómo nos ven los demás, pero ojalá que el Mundial signifique que otra vez volvemos a ser famosos en Rusia por nuestro fútbol. Aunque, aquí viene otra manera de aprovechar que la Oreiro sea lo más conocido de Uruguay entre los presididos por Putin. Si esto implica que los fanáticos rusos se vuelquen con Uruguay cuando se den cuenta que Natalia proviene del mismo país que Suárez, Cavani o Mujica, bienvenido sea. En última instancia, los que definirán todo en el verde gramado ruso serán los jugadores.
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