El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
Liverpool, Defensor y Danubio salieron al concierto internacional y la verdad, que sus actuaciones son dignas de destaque más allá de los resultados puntuales. ¿Por qué? Porque uno supone que el internacional es un concierto al que hay que ir con los instrumentos bien afinados, una guerra a la que hay que ir con los cuchillos bien afilados y no con un tenedor semidesdentado.
Ojo, esto no hace referencia a las piezas dentales de ningún jugador compatriota, mucho menos a que los equipos uruguayos no sean dignos del reconocimiento de la prensa y del público. Para nada. Pero diga con una mano en el corazón, si ir a enfrentar a equipos brasileros (que juegan 80 partidos al año y tienen presupuestos 10 veces más grandes que Peñarol y Nacional) y hacer un partido decoroso (ni decimos ganarle en condición de visitante como Liverpool, o hacer que terminaran pidiendo la hora como hizo Danubio) no es para aplaudir.
Reiteramos, cualquier equipo al que enfrentaron los uruguayos (aplique esto también para Bolívar y Barcelona de Ecuador, rivales de Defensor en las sucesivas fases previas) tiene más rodaje y más presupuesto. A eso, súmele que los equipos uruguayos llegaban con CERO partidos oficiales en sus espaldas y verá que el fútbol uruguayo es tan milagroso como puede ser San Cono o San Expedito para sus respectivos fieles. Algún especialista dirá que los rivales fueron superiores, sin tener en cuenta la liga en la que juegan nuestros equipos, las condiciones en las que los jugadores desempeñan su trabajo o las singulares formas de disputa y extensas vacaciones a las que es sometido el fútbol uruguayo. ¿Qué saben ellos?
Pero claro, a ninguno de estos planteles lo fue a recibir un contingente demasiado grande al Aeropuerto. Estamos demasiado distraídos como para que nos llame la atención que hay compatriotas que están emulando a David en su gesta contra el gigante Goliath, incluso yendo a la guerra con un tenedor.
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