El rincón de las arañas

Cosa de dos

31 Oct , 2016  

Como en esos momentos de la vida en los que la cosa se va definiendo, llegó la hora de la verdad y el Uruguayo Especial ya es cosa de dos. El campeón no sale de Danubio o Nacional, no lo espere por otro lado.

De lo que nos dejó el fin de semana, podríamos decir que ambos líderes presentan diferentes maneras de aspirar al título: Nacional parece haber encontrado la armonía en su juego, algo tan difícil de lograr como la sonrisa de Forlán, la autocrítica de Carrasco o la humildad de Abreu; mientras que Danubio tal vez haya encontrado el famoso golpe de “suerte del campeón” en su visita a Boston River (no Basañez, como manejó el presidente tricolor).

La actuación de Peñarol podría resumirse en la voz de Del Capellán gritándole a Nández. Si usted vio el partido, habrá apreciado el aliento incesante del ayudante técnico al joven valor aurinegro: “Dale Nahitan, seguí vos Nahitan, bien Nahitan, eso guacho!, vamo’ Nahitan, búscalo a Nahitan!”. Más allá de eso, dos cosas quedan claras: sin hinchada todos los equipos son iguales, y el problema de la baja performance de Peñarol era la presión de la hinchada. Que le pregunten a los jugadores…

Decíamos del otro grande, que todo parece marcharle bien. La magia de Ligüera, tres asistencias de Hugo Silveira, tres puntos ganados, y tres puntos de sutura en la pierna de Viudez, todo redondito. Salvo las declaraciones de su presidente, que demostró menos conocimiento de los rivales que los meteorólogos para pronosticar ciclones. Bastó su confusión entre Boston River y Basañez, para que el popular Puma sembrara la polémica al criticar al arbitraje en el polémico triunfo de Danubio.

¿Qué motivó esto? La aparición en escena de Leonardo Ramos, que ni lerdo ni perezoso, sacó con razón la bandera de los equipos en desarrollo que van a todas las canchas y tildó al pope albo de desinformado. Pero, más allá del apasionante duelo mano a mano que se perfila entre ambos postulantes, no se olvide de que esta polémica entre Ramos y José Luis Rodríguez es solamente el preámbulo de lo que se va a ver en unos meses, cuando el entrenador danubiano pase a filas aurinegras y rememore este lindo duelo dialéctico que acaba de comenzar. Mientras tanto, Danubio y Nacional, Nacional y Danubio, enfrentan la recta final sin otros pingos en la vuelta.

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