El rincón de las arañas

Cuestión de suerte

14 Aug , 2018  

Prof. Hermes J. Sanabria

Entre algunas otras cosas más de fondo, el mundo se rige por las modas. Es esa una de las características innegables de la civilización moderna, que se acentúa cuanto más moderna se vuelve. Nadie sabe por qué algo se pone de moda o deja de estarlo, pero es incuestionable que la gente termina casi siempre siendo atrapada por esas tendencias. Y pasa en todos los ámbitos, como cualquiera con un poco de agudeza puede notar. Incluso en el fútbol.

Habrá escuchado infinitas veces hablar de “fútbol moderno”. Incluso le dará risa, si usted cuenta ya unos cuantos carnavales sobre el lomo, que lo que antes era moderno hoy es arcaico para algunos. Todavía más, hay tendencias que hoy son veneradas como si se la invención de la rueda se tratase, y ya las ponía en práctica algún DT hace décadas. Claro, cuando dirigimos al querido Sportivo Carabelas de Don Torcuato, no existía Guardiola para usar su nombre como improperio cuando los equipos de este cronista ponían la “posesión” de la pelota como una cuestión innegociable. No había manera de que a uno le dijeran: “Andá, Sanabria, ¿te comiste un Guardiola?” (seguido de algún recordatorio a algún familiar del sexo femenino), pero aquello no era moda en aquellos años.

Y hablando de mujeres, el ideal femenino de nuestros años mozos no era el de hoy. Las damas que causaban furor en el barrio en aquel tiempo, hoy serían consideradas “gorditas”. Para ser gráficos, era “moda” la mujer más pulposa, por llamarle de alguna manera. Ahora es al revés, las preferencias cambiaron y aquellas señoritas más estilizadas son el paradigma de la belleza. Todo, o casi todo en la vida, es una cuestión de épocas.

Como en el caso de aquellas chicas bonitas de otrora, los centrodelanteros cuyo único atributo era la suerte son cuestionados en estos tiempos que corren. En muchos casos, esa característica iba asociada al rasgo físico ubicado al final de la espalda, con el que se hacía una analogía. Al 9 se lo quería para hacer goles, por eso se le podía perdonar que fuera más bien “grande de atrás” mientras la mandara guardar. Sin embargo, ahora se le pide que se asocie más y realice más despliegue. Como le pasó recientemente a Luis Suárez, víctima de la influencia de la moda y de la prensa deportiva que se detiene a mirar la retaguardia de un delantero en vez de juzgar sus movimientos en el área.  Antiguamente, era una cosa buena que nuestro “centrofóbal” tuviera mucho “culo”. Parece que hoy es todo lo contrario, tiene que ser un atleta. Y para eso, tiene que tener menos contrapeso. ¡Ta clavado!

 

 

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