El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
“Hoy un juramento, mañana una traición”. ¿Por qué somos tan cambiantes los uruguayos? ¿Tendrá que ver con la inestabilidad presente en todos los órdenes de la vida? Y mire que esto se presenta en todo, por eso el fútbol no escapa a esa tendencia. Porque antes, los uruguayos éramos gente más de convicciones firmes. Si usted fumaba determinada marca, la fumaba para toda la vida; si votaba a un partido, no iba a cambiar jamás su voto; y si usaba bigote, lo llevaba hasta la muerte.
Pero hoy en día, lo que un día es bueno, mañana puede no serlo tanto. Y ya no somos capaces de mantener la coherencia en el tiempo, ¿cómo iba a escaparle un mero mortal como Hugo Silveira a esa volatilidad del uruguayo moderno? Como siempre nos gusta hacer, vamos a exponer nuestro argumento con claridad.
Varios hinchas tricolores están diciendo “Silveira nos está dejando afuera de la copa”, cuando hace poco eran los mismos que decían “de los ocho puntos con los que clasificamos, cuatro se los debemos al Hugo”. Pareciera que su gol en Buenos Aires para vencer a Lanús, o el del empate ante Chapecoense hubieran sido en otra vida. Pero no, la gente está muy inestable por estos días. El Hugo Silveira al que hoy algunos quisieran ver de equipo largo, es el mismo al que hace dos meses pedían para la selección.
En el mundo actual, se puede pasar de la beatificación a la crucificción en 60 días, o incluso en menos. Porque otra de las cosas que hoy no se valora tanto, es la memoria. De ser “Hugol”, Silveira pasó a tener “menos definición que un televisor de tubo”. De ser un nueve que trabaja para el equipo, pasó a ser un tronco al que ningún carpintero sería capaz de tallar. ¿Acaso falta el orfebre capaz de moldearlo como hizo Hugo de León con el “Chengue” Morales? En este momento, el enfoque de los hinchas está más en el recibo de sueldo de Silveira que en alentarlo para que recupere su nivel. Por eso, hoy no esperan ver su nombre en la lista de convocados del medio local, sino que piden que alguna sanción lo deje afuera de la lista de convocados de su propio equipo.
Los más mesurados se preguntan si al ariete no le habrá pasado como en la película “Space Jam”, cuando a Michael Jordan le robaron los poderes. Otros sospechan de que Silveira esté involucionando como Benjamin Button, y se encuentre en plena lucha contra la falta de coordinación propia de la adolescencia. Y siguiendo el camino del que habló Ricardo Alarcón de la “peñarolización” de Nacional, no son pocos los hinchas que desearían ver a Silveira en la vereda de enfrente. Después de todo, dicen que siempre supieron que el jugador era hincha de Peñarol.
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