El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
“Las cosas no cambian, se potencian”, nos dijo una vez un sabio entrenador en nuestras incursiones por aquellos campeonatos barriales de otros tiempos. Siendo jóvenes, no alcanzábamos a valorar en su totalidad la profundidad conceptual de esas sabias palabras, de la misma forma que no alcanzábamos ninguno de nuestros objetivos deportivos. Fue en aquel momento, cuando hicimos el click que nos llevó a pensar que la dirección técnica podía ser un camino viable. Que lo juzguen los demás si así fue, uno está para otra cosa.
Pero volviendo al concepto mencionado, ¡si será importante mantener la esencia de lo que sirve y potenciarse para lograr nuevos galardones! Hay quienes dicen que todo cambia, pero es muchas veces la evolución en algún aspecto la que nos lleva al éxito. Por eso es grato, como hombres de fútbol, encontrarnos con un evolucionado y potenciado Carlos Núñez en su vuelta al fútbol uruguayo. Apartémonos por un instante de las incorporaciones de Peñarol y Nacional, miremos un poco para otros lugares no tan observados en este momento y descubramos que siempre hay historias que vale la pena contar.
En alguna nota brindada a otros medios, el jugador conocido como “Discoteca” dejó ver que volvió a los orígenes en busca de potenciarse y reencontrarse. Así, como tantas veces se ha dicho que “nada se pierde, todo se transforma”, es de esperar que las condiciones de un muchacho que recién anda por los 25 años, sigan intactas. Y ojo los rivales de Liverpool, porque se trata de un delantero de fuste que hizo el click necesario para darse cuenta de que hoy en día, hay que ser profesional para destacarse en un futbol justamente profesional.
Así como Ramos y Barrera hicieron con Forlán y como el Puma Rodríguez hizo con el Cachila Arias, no serán pocas las discotecas o centros bailables que envíen sus cantos de sirena a quien supo ser, hasta no hace mucho tiempo, un destacado animador de sus pistas y generosamente se fotografió con todo aquel animador o animadora que se lo requiriera. Estará en él, demostrar que hoy su objetivo pasa más por volver a ser el terror de los arqueros que por ser la alegría de la noche. ¿Quiénes somos para culparlo si alguna vez se dejó encandilar por la bola de luces?
Búsquele un nuevo apodo a Carlos Núñez, el que quiere cambiar los desgarros por goles, el que ya no aspira a ir al Bailando con Tinelli sino a dejar bailando a los defensas, el que dejó a los hinchas de Racing de Argentina, Guaraní de Paraguay y Chiapas de México preguntándose cómo jugaba. Cuando una discoteca se cierra, otra puerta se abre.
Carlos Núñez, el rincón de las arañas, Liverpool, Profesor Hermes J. Sanabria