El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
El fútbol nos muestra todo el tiempo similitudes con la vida misma, en todo. No hay situación ocurrida en el entorno de la pelota que no nos traslade inmediatamente a algo que nos pasó o vimos en el quehacer cotidiano. Y una de esas situaciones es la de alguien que se ve desplazado, en la familia, en el grupo de amigos, en el trabajo… o en la delantera de Nacional. Es ahí cuando este cronista quiere quebrar una lanza por Hugo Silveira, aunque el técnico tricolor sea un cacique y no le guste que le quiebren la lanza.
Parece que fue ayer, cuando llegaba aquel muchacho desde Cerro a calzarse la 9 alba. Las dudas que afloraban, los paralelismos con el Chengue y la tutela de Hugo de León que se reflejaba en la manera en la que Lasarte lo iba llevando. Los primeros goles, el “ole ole ole, Hugo, Hugo” bajando desde las tribunas del Parque Central, los pedidos para la selección, el comienzo de una carrera hacia la idolatría…
Pero un día, todo eso empezó a quedar atrás. Como en todo, aquella “escoba nueva que siempre barre bien”, empezó a no servir tanto. Empezaron los pedidos a Lasarte para que no lo incluyera más, a los dirigentes para que lo incluyeran en alguna promoción para regalarle sus derechos federativos a algún butaquista o para cederlo a préstamo a algún exótico destino. ¿La última? Prenderle velas a Huracán de Parque Patricios para que ese interés que había trascendido, se cristalizara. Si era necesario, los hinchas se esmerarían en recomendarlo abiertamente en cuanto foro fuese necesario.
Llegó el nuevo técnico, hombre que supo jugar de 9, y empezó la danza de nombres para ocupar ese lugar tan importante en un equipo de fútbol. Porque un 9 tiene que hacer goles, y a “Hugol” ya no se lo tenía tan en cuenta, incluso se lo había rebautizado como “Hugonogol”, con esa crueldad solo encontrable en los niños y en los hinchas del fútbol. Hasta 7 centrodelanteros en 15 días se nombraron. Que Sand y aquel rimbombante anuncio, que Alonso y la campaña de los hinchas en las redes sociales para traer a uno que infle las redes del arco, que Junior Arias aunque hubiera jugado en Peñarol, que la vuelta del Morro, que Carneiro porque gana poco en defensor, que Granoche porque La Spezia quebró y no lo puede mantener… Faltó ir a buscar la vuelta de Leo Gamalho, nada más. ¿y Hugo? ¿Nadie se puso en su lugar? Mire que, por ahora, la 9 sigue siendo de Silveira y quedan 11 días para que el equipo salga a la cancha. El hincha tendría que ir recordando los tiempos en los que pintaba para ídolo, por las dudas que le toque encomendarle otra vez los gritos de gol.
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