El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
Hace un tiempo, el presidente de Peñarol dijo esto de su colega nacionalófilo: “Le tengo gran aprecio, es un gran dirigente, pero todavía no se dio cuenta de que es presidente y no hincha”. Lo dijo el hombre que alguna vez aseguró tener “más selfies que Ricky Martin”; quien no actúa como hincha pero hace las veces de secretario técnico, gerente deportivo, presidente de la comisión de contrataciones y mira de reojo el buzo de DT. Claro, lo de ser hincha ya quedó atrás para este hombre que casi nació siendo dirigente. Por eso, es una señal más que saludable que aconseje a su colega tricolor, más nuevo en estas lides.
Un termómetro para examinar el estado de una sociedad es ver a los presidentes de los grandes. Cierre los ojos, y piense cómo era este país cuando los presidentes eran Restuccia y Güelfi, cómo era cuando lideraban Cataldi y Dante Iocco, o cuando eran los tiempos de Ceferino y el Contador Damiani. En un momento apareció Alarcón pero no congenió mucho con JP, estuvo Ache en dos etapas, hasta que llegó José Luis Rodríguez y con Damiani Jr. parecen haber nacido el uno para el otro como dice la canción del Lolo y su novia. Hasta en aquel recordado audio en el que aparecía un colega burlándose de ambos, van juntos los dos presidentes. Incluso más, en la recordada votación por la marca que vestiría a la selección, el “Puma” Rodríguez votó en contra de PUMA y Damiani lo hizo a favor de PUMA.
Vivimos en el país del Puma y Juan Pedro, y vamos por la vida de la misma forma. Así nos movemos en el tránsito, en la cola para sacar las entradas, en la feria y en el almuerzo del domingo. Somos la sociedad de “yo no voy a ir a la inauguración de tu casa porque vos tampoco irías a la mía”, pero que al mismo tiempo dice de la boca para afuera que es tiempo de dar señales positivas para cerras las heridas y que se deberían jugar los clásicos en el GPC y en el CDS.
Hoy, los presidentes de los dos clubes más gloriosos de nuestro país se pelean por ver en cuál de sus estadios va a dar su concierto algún cantante famoso de reggaetón, en vez de preocuparse por controlar otros bailes que tienen en la interna. Pelean por decanatos en vez de por Libertadores. Discuten en público, se niegan abrazos en televisión, se amigan, y hacen preguntarse a sus hinchas lo mismo que se preguntan algunos ciudadanos del mundo acerca de Donald Trump: “¿Cómo llegó este hasta ahí?”.
Entre medio de todo, Alarcón dice que Nacional “se peñarolizó”, José Luis Rodríguez logra hacer parecer a Damiani como un líder sensato y conciliador, y los hinchas de los dos equipos se preguntan si ambos presidentes no se estarán asesorando mutuamente sin que se haga público. Lo único bueno de todo esto, es que no estamos en la querida Argentina. En la vecina orilla, Juan Pedro y el “Puma” estarían hace rato en el Bailando.
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