El rincón de las arañas
Seguro usted, querido lector, conoce de sobra las características del fútbol uruguayo. A lo largo de la historia, nuestra manera de jugar siempre estuvo basada en un guardameta seguro, una férrea defensa, un mediocampo batallador, alguna cabeza pensante, un par de punteros veloces y un centre forward que la mande guardar. Pero lo que nunca tuvo nuestro fútbol, es la capacidad de pasarse la pelota que tienen los encargados de terminar con la violencia en el fútbol.
Con una habilidad para el toque de Olímpica a América que ni el Barcelona de Guardiola, el gobierno se la pasa a la AUF, de ahí otro toque intrascendente hacia los pies del Ministerio del Interior, que deriva de forma inocua a los clubes, que enseguida se desprenden del esférico para que este llegue a la prensa, que vuelve a tocar para atrás como se hacía antes para el arquero. Y otra vez vuelven a empezar, tienen la pelota pero no hacen nada trascendente con ella.
Y como en este partido contra la violencia que hoy jugamos todos, no hay juez que penalice el hacer tiempo (ni de los de negro, ni de los de traje), el único que sale perdiendo es el fútbol. Bastardeado, desvirtuado, rehén de cosas totalmente ajenas, ese noble juego inventado por los ingleses y abrazado en América como un elemento fundamental en nuestras vidas, va a la deriva mientras pide ya un cambio de estrategia.
No queremos más de ese toqueteo intelectual que no conduce a nada, queremos gente que salga a ganar este partido y lo juegue donde se tiene que jugar. ¿Y sabe qué? A la violencia se le gana jugando en equipo, y pegándole de punta y para arriba con los dientes apretados. Se necesita todo lo mismo que en el fútbol: que quienes dirigen manden realmente, ordenen y planifiquen, que los encargados de ir a la pelea no le rehuyan, que todos tiren para el mismo lado, que nadie cierre los ojos para cabecear y que a los delanteros no le tiemblen las patitas a la hora de definir. El público sabrá agradecerlo, como agradece las alegrías que el fútbol ha sabido darle en todos estos años.
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