El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
La vida moderna es muy dinámica y cambiante, y el periodismo no escapa a esa velocidad imprevisible que hace que las cosas puedan cambiar de rumbo mucho más rápido que en otros tiempos. Sin ir más lejos, este cronista ya tenía preparada una columna hablando del marfileño Gerard Gohou, e incluso se apersonó en el Aeropuerto de Carrasco para ver en primera persona la llegada del delantero que tantos titulares acaparó en los últimos días. El importe del boleto, se recupera, pero ¿qué pasa con Gohou?
Que tenía que llegar a El Cairo y nunca llegó, que tenía que tramitar la visa de trabajo para venir a Uruguay y no la tramitó, que pidió una cláusula de salida para irse a jugar a México en junio, que en realidad nunca existió… se ha dicho y se dice tanto, que realmente uno ya no sabe qué creer. Lo cierto es que, bajaron todos los pasajeros de los vuelos y no había ningún 9 africano. ¿Qué pasa ahora con las horas que dedicamos a ver videos con los goles del supuesto Gohou? ¿Quién le reintegra a la gente lo que gastó en el recibimiento multitudinario preparado para la gran esperanza de volver a tener un Pierre Webó, o por lo menos un Alain Olle Olle? ¿Qué hacen aquellos que compraron asado, pensando en invitar al nuevo ídolo a sus casas?
Ni el fútbol uruguayo, ni Nacional, ni su gente, merecen este tipo de destrato. Porque a la hora de hablar de potenciales altas de delanteros africanos, una cosa es esperar por Samuel Eto’o y otra muy distinta hacerlo por un ignoto goleador de la liga de Kazajistán. Y es propicia la ocasión para transmitirle al señor Gohou y a quienes lo representan, que le falta tumbar varios muñecos antes de hacerse desear tanto. Uno no es dirigente de Nacional ni de ningún club, pero cuando pasan estas cosas, hay que darse el gusto de esperar y expresarle al jugador que se hace el interesante que la cosa no es cuando él quiera. Si ahora aparece, alguien tendrá que decirle que perdió su oportunidad y que se vaya a jugar al fútbol 5 con sus amigos.
Ojo, hablamos antes de lo dinámico que es esto, por lo que tal vez terminemos de teclear estas líneas y Gohou baje de un pájaro de acero en nuestra principal terminal aérea. En ese caso, con el profesionalismo que siempre nos ha caracterizado, no tendremos otra alternativa que la de dar uso a todo el tiempo invertido en estudiar las características del jugador y hablar de sus posibilidades de funcionamiento en el andamiaje tricolor. Profesionalismo que no ha demostrado este desconocido que debería sentirse afortunado de desembarcar en el fútbol uruguayo. Dejamos el aeropuerto sin noticias. En este momento, un hincha enojado le deja un cartel que dice “Gerard, “Gohoume”. Ampliaremos.
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