En la previa de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos existía una gran duda: ¿Quién encendería el pebetero? Pelé era el gran candidato pero en los días previos dejó claro que no podría hacerlo por su estado de salud y la plaza quedó vacante y sin un postulante claro.
Guga Kuerten era una de las posibilidades. Otros hablaban de Ronaldo, el histórico delantero, pero todas eran especulaciones. Cuando Guga apareció en Maracaná portando la antorcha se descartó su presencia en el decisivo momento y la duda quedó flotando, hasta que Vanderlei de Lima salió a escena y respondió la pregunta. Doce años después de su desafortunado episodio en Atenas 2004, el atleta tuvo su premio.
“Hoy recibí una medalla de oro. Es mucho más que una medalla participar de un evento así en casa”, dijo emocionado el maratonista tras el evento. El atleta, bronce en Atenas 2004, tuvo la compensación de un injusto hecho que sufrió en aquella competencia.
De Lima iba camino a ganar el oro con ventaja sobre sus perseguidores, pero un sacerdote saltó a la calle e hizo realidad una pesadilla. Lo abrazó, lo tiró ante el público y no solo lo hizo perder tiempo sino cortar el ritmo. El atleta continuó corriendo pero la situación lo afectó y terminó perdiendo dos posiciones, finalizando en el tercer puesto.
Cornelius Horan fue el sacerdote irlandés que retrasó a De Lima y fue condenado a un año de prisión, aunque lo pudo evitar tras pagar una fianza. Horan declaró tiempo después que hizo eso para dar un mensaje de alerta del retorno de Jesucristo y difundir el mensaje de Dios en el mundo.
Doce años después De Lima no cuenta con el oro, pero el deporte lo premió y le permitió ser la figura de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Así se vivió la situación en vivo:
Vea el encendido del pebetero:
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