El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
La reciente novela de declaraciones cruzadas en la interna de Peñarol, nos hace pensar que se trata de un caso sin precedentes. Al menos de acuerdo a la lógica que uno maneja, esto es inexplicable. Si no salían a la luz los inconvenientes que teníamos en el Sportivo Carabelas de Don Torcuato, cuando estuvimos 32 partidos sin ganar, no logramos entender cómo un equipo que lidera su serie puede haber tenido semejante alboroto mediático.
¿Cómo pasamos de hablar y escribir sobre la importancia de Nández y el Cebolla en el juego de Peñarol, a hacerlo sobre análisis de discurso, psicólogos y especulaciones? ¿Importa si el DT y algunos jugadores hicieron terapia de pareja? ¿Quién es Ronaldo Conceiçao? Esto es un llamamiento a profesionales, público y prensa. Por favor, hablemos de fútbol.
Y yendo a lo estrictamente futbolístico, dentro de las cosas que hay que reconocerle a Leonardo Ramos está el hecho de que ha logrado consolidar una columna vertebral con jugadores de la casa como Guruceaga, Quintana, Nández y Rossi. Bueno, en el caso del arquero, esto no estaría tan claro. A pocos días del partido que define el pasaje a la final del Torneo Intermedio, trascendió que la relación del joven guardameta con el entrenador no sería la mejor.
El tema aquí parece ser de foco. ¿Es una táctica impulsada desde Peñarol para desviar la atención y que se hable de temas extra futbolísticos? Entonces, en vez de hablar del buen torneo que está haciendo el equipo, la mayoría de los periodistas va a preferir hablar del cruce Guruceaga-Ramos, o de si los psicólogos del plantel mediaron en la charla entre el cuerpo técnico y el arquero y los sometieron al test ese donde hay que dibujar a una persona bajo la lluvia (la clave en este estudio, es siempre dibujarle el suelo al muñequito). Por si fuera poco, hasta se acusa a algunos colegas de operar para que Ramos pueda utilizar la salida de Guruceaga para traer a Torgnascioli.
Y es ahí donde entra, como en toda novela, otro personaje que cobra un protagonismo inesperado. Como en las buenas novelas, es brasileño. Y como varios cracks del fútbol, se llama Ronaldo. “Si yo me pusiera a decir todo lo que tengo para decir, explota todo” dijo el hombre. ¡Quien pudiera ser “maltratado” como él, cobrando por jugar 1 partido en 6 meses! La historia dirá que el zaguero brasileño no pudo con las lesiones, pero sí logró llamar la atención de una prensa fácil de encandilar. Tras estas duras declaraciones, Conceiçao habría sido diagnosticado con esguince de lengua y un pico de stress, lo que haría imposible la rescisión de su contrato. De golpe, ya había una historia. ¿Es un caso de bullying contra el entrenador, y es Ramos el Raúl Sendic del fútbol uruguayo en este momento? Como creemos que la ropa sucia siempre se debe lavar en casa, algunos seguiremos hablando de lo estrictamente futbolístico.
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