El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
No hay caso, a medida que uno va cumpliendo años, se va dando cuenta de que a los uruguayos no nos viene bien nada. Es difícil decir esto, siendo uno nacido y criado en esta tierra con tantas cosas buenas. Ejemplos hay todos los días, que nos hacen caer en la conclusión de que pocos pueblos hay en el mundo tan inconformistas como el oriental.
¿Quiere un ejemplo bien cotidiano y relacionado al fútbol? Hasta hace bien poco, muchos se quejaban por el conflicto de los futbolistas que había paralizado el fútbol. Tal vez hasta con una visión egoísta del tema, esgrimían que los obreros de la pelota tomaban de rehén al deporte que practican y a los hinchas que pagan una entrada para verlos jugar. Lejos, muy lejos de alcanzar a entender las razones por las que los jugadores habían decidido ponerse firmes; aquellos compatriotas que entienden que la pelota no puede parar de rodar (aunque haya jugadores que no tengan ni para el boleto), clamaban a los cuatro vientos que volviera el fútbol.
Pero, una vez que se destrabó el tema (aunque la lucha continúa), no fueron pocos los que pusieron el grito en el cielo. “¿Ahora qué bolsillo aguanta 8 fechas en 30 días? Hay que ser Mandrake para poder bancar”, “Es una locura que en esta época del año se juegue tan seguido, todo esto es culpa de los jugadores por hacerse los revolucionarios”, “Con esto, lo único que lograron es que la gente perdiera el interés en el campeonato”, son algunos de los argumentos que se han escuchado por ahí.
La pelota seguirá rodando, los que no entendieron nada seguirán sin entender y nada hará que los uruguayos estemos plenamente conformes. Si hasta hubo hinchas de algún equipo, que achacan a la movilización de los futbolistas que se “enfriara” el buen momento de su institución; lo mismo que reclaman ahora al entrenador de la selección por “sacarle” jugadores a su equipo en el momento de definición del campeonato. ¿Será por aquellos de que somos un país con mucho campo, que todos cuidamos “la chacrita”?
Mientras tanto, nos seguiremos fijando en el árbol y no en el bosque. Noviembre se irá entre partidos los miércoles y los domingos y la incertidumbre sobre si el mes que viene nos tocará pasar las fiestas tradicionales con mayor o menor porcentaje de familiares indeseables. Pero seguirá habiendo jugadores que no cobran, una dirigencia de la Mutual que sigue en su lugar, una asamblea que no llega y unos derechos de televisión inamovibles hasta el 2033.
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