El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
En los ’80; este cronista todavía era receptor de alguna mirada femenina en el diario vivir, todavía no era objeto de ese acto dadivoso de que le dieran el asiento en los ómnibus y todavía podía prenderse con cierta dignidad en algún picado. Pero claro, quedan lejos los años ’80. Amarillentos y cada vez más parte de un pasado que difiere mucho del presente, igual que las Libertadores y las Intercontinentales de los equipos uruguayos. Van 30 años sin que algún equipo compatriota festeje algo internacional, y como pasa en todo, la vara se va bajando en cuanto a las pretensiones. En vez de festejar resonantes consagraciones, la gente se va conformando cada vez con menos. Como uno, que con los años se va poniendo objetivos cada vez más cortos para no frustrarse demasiado. Cada vez que hay Clásico, vuelven las discusiones sin sentido. ¿Vamos a sentarnos a discutir sobre los problemas endémicos del fútbol uruguayo? ¿Vamos a buscar la manera de mejorar la competencia interna para potenciar a nuestros equipos en lo internacional? No, ¿con qué necesidad? Es mucho más fácil ensañarse en eternas polémicas sin sentido por decanatos, estadios e hinchadas. El cabotaje en su máxima expresión, con laureles que cumplieron los 30 con todo lo que eso conlleva.
Como en aquel tango que hablaba de “la tristeza de haber sido y el dolor de ya no ser”, la gloria empieza a quedar tan lejana en el tiempo como las épocas en las que uno peinaba abundante cabellera. Seguramente, habrá mil teorías que hablarán de que vendemos a los jugadores muy rápido, de que nuestro estilo de juego quedó obsoleto o de que a la Conmebol no le conviene que los equipos uruguayos avancen. Pero sea cual sea la explicación, hoy los clubes extranjeros “eligen las pintas” y cruzan los dedos para que les toquen equipos uruguayos en su serie o en los cruces si es que pasan de fase. Nos volvimos como el caballito de mar, que se cree potro y es un pescado (este chiste ya existía cuando los equipos uruguayos ganaban copas internacionales). Avivémonos, ya no se gana con la chapa, con la camiseta o “de pesado”. Hoy, los hinchas de Peñarol y Nacional se toman el pelo entre sí para ver quien quedó afuera con el cuadro de nombre más desconocido, discuten encarnizadamente sobre fechas y actas de fundación o por quién hace socio a Wolverine o a Joaquín Sabina. Mientras, Jorge Wilsterman de Bolivia y Barcelona de Ecuador están entre los 8 mejores de América. Sigamos queriendo tapar el sol con un dedo y peleando por quien la tiene más grande (a la cancha), está claro que un país que no puede coordinar un operativo de seguridad en un Clásico no está preparado para ganar una Libertadores.
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