El rincón de las arañas
“… para ver a Walter Gómez”, cantaba la hinchada de River argentino como homenaje a nuestro compatriota, una de las máximas figuras de la historia de ese club. Si habrá deleitado al público “Millonario” en clásicos, en definitiva el enfrentamiento que todo hincha añora. Por eso, cualquier fanático del fútbol merece tener un Clásico y disfrutar de la incomparable alegría de ganarlo. De ese tipo de partidos surgen además figuras que refuerzan su idilio con la afición de su equipo, que los encumbra a una especie de altar sagrado, como al parecer le sucedió ayer al joven Maximiliano Gómez, ariete de Defensor. De ahí que recordáramos el paralelismo por el apellido, por la posición que ocupa, y por haberse encumbrado como héroe clásico.
Por diversas circunstancias, nos tocó dejar nuestro país hace mucho tiempo para irnos a buscar el sustento a la vecina orilla. Fueron muchos años por allá, y cuando volvimos, nos encontramos con muchos cambios. Uno de los que más nos llamó la atención, fue esa necesidad de periodismo y público de tildar de Clásico a cualquier enfrentamiento que antes no lo era. Así, un Defensor-Danubio recibe por estos tiempos ese mote, y nos viene bien ante la ausencia del verdadero que debió jugarse en el día de ayer. Este enfrentamiento fue ascendido de categoría, y seguramente concitó la atención de muchos más televidentes que no pudieron ver un Peñarol-Nacional. Tal vez, para terminar de ser tomado en serio, debería ser capaz de algún día llenar un Franzini o un Jardines entre los dos equipos.
Cuando uno era niño, el mundo no estaba tan globalizado como ahora. Por esa razón, Punta de las Carretas y la Curva de Maroñas quedaban mucho más lejos que hoy, y los gurises de una barriada casi ni sabían de la existencia de los de la otra y viceversa. Violetas y franjeados estaban destinados a ser solamente dos equipos de Primera División, era totalmente impensable que fuera considerado Clásico. Por ejemplo, Cerro-Rampla siempre lo fue por proximidad geográfica, pero Central y Miramar están al lado y ni se registran. Por eso, vaya uno a saber cuáles son las variables que intervienen en la instalación de una rivalidad. La cuestión es que hoy Maxi Gómez es el hombre de la fecha. Es lo que tienen los clásicos, hacen que todo cobre otra relevancia. Sin ir más lejos, Cristian Palacios anotó ayer tres goles, pero se tiene que conformar con la pelota y las felicitaciones de la veterana falange bohemia.
Durante nuestros años en Buenos Aires, fuimos testigos de la leyenda del gran Walter Gómez, también ariete, también uruguayo, también goleador clásico en innumerables River-Boca. Hasta hoy se recuerda aquel “La gente ya no come para ver a Walter Gómez”, que hoy la no tan multitudinaria parcialidad violeta sigue cantando casi sin voz por las calles de Punta Carretas y Parque Rodó, sustituyendo Walter por Maxi, y tomándose la licencia de sugerir ficticias carencias alimentarias.
Defensor, el rincón de las arañas, Maximiliano Gómez, Profesor Hermes J. Sanabria, Torneo Apertura