El rincón de las arañas

LA MÚSICA CALMA A LAS FIERAS

6 Apr , 2017  

Lo más resaltable del partido Clásico estuvo antes del mismo, por lo menos desde nuestro punto de vista. La Orquesta Juvenil, junto al Coro Nacional de Niños del Sodre, fueron los portavoces de un mensaje de paz para todos los equipos de nuestro país y del mundo entero. Interpretaron tres temas, dos de ellos con una clara intención: Paz, paz, paz y el Himno a la Alegría. Y la mayor alegría que podemos tener como sociedad, es que justamente no haya aparecido el tiro al blanco ni el lanzamiento de garrafas como deportes principales durante lo que se supone sea un partido de fútbol. Podemos decir que hoy avanzamos algún casillero en el camino hacia ser una mejor comunidad.

Por eso, y más allá de que se haya querido otorgar todo el mérito a los fríos sistemas de videovigilancia, no habría que menospreciar el efecto milenario que tiene la música sobre aquellas criaturas más intranquilas. Se han calmado leones con música, se ha logrado sensibilizar a asesinos seriales y dormir a bebés rebeldes con la caricia de las notas musicales sobre sus oídos. Pero, a pesar de su efecto positivo sobre el público presente en el Estadio Centenario, la exquisita performance de los jóvenes músicos no logró calmar ni a los jugadores ni a los teros (a esta altura un problema que deberíamos ver).

Respecto al partido, el peor espectáculo futbolistico en mucho tiempo, merecía irse empatado. Y aunque ya todos sabemos que los dos equipos grandes se jactan de no festejar empates, igual lo hacen y no lo vemos mal. Fíjese usted que ya festejamos Halloween y St. Patrick, no vamos a festejar un empate en un Clásico, hecho emotivo si los hay. Igual, el verdadero triunfo en todo esto era simplemente que el partido se pudiera jugar. ¿Por qué lo decimos? Simplemente por pruebas que están a la vista de todo el mundo: ya nos conformamos con que el partido empiece, porque no haya heridos ni desmanes, e importa más si Junior Arias es de Nacional o Lozano es de Peñarol que el juego en sí mismo. Las metas como vemos son muy cortas, nos acostumbramos a emparejar para abajo, porque lo normal sería que un partido tuviera las garantías necesarias para jugarse, y que se pudiera ver un espectáculo más o menos interesante. Pero no.

Lo que tenía todo para ser un encuentro de gala, con buen marco de público, una linda noche, jugadores de selección, y hasta un enmascarado; fue totalmente olvidable. En resumen, si a usted no le gusta el fútbol y resolvió que era mejor sintonizar un documental sobre la reproducción del panda en cautiverio, o se puso a lijar un mueble viejo; no sabe lo bien que hizo. Se lo dice alguien que vio la totalidad del match. Menos mal que existe la música.

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