El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
¿Qué sería del fútbol si fuera algo ceñido estrictamente a la lógica? Seguramente, no atraería la atención de tanta gente alrededor del mundo, ni desataría pasiones como lo hace. Porque al decir del recordado colega Dante Panzeri, el fútbol es, justamente, la dinámica de lo impensado y siempre deja lugar para la épica o para la sorpresa. O para ambas, como demostró River –el Darsenero- en Brasil ante el poderoso Santos.
No todo se arregla con dinero en este mundo, aunque pretendan hacerle creer eso. A veces, usted puede elegir gastar sus recursos económicos en pagarle a Jorge Sampaoli y ver como un grupo de anónimos muchachos se retira de su estadio con la clasificación en el bolsillo. Bolsillo que, por otra parte, usted ve flaquear por el gasto desmedido que significan los honorarios del promocionado colega argentino. A veces, no es gastar mucho, sino gastar bien. Menos Sampaoli en el banco, y más delanteros con gol o volantes con llegada, incluso defensas con juego aéreo. Seguro le alcanzaba a Santos para todo eso.
Se manejó en la prensa que el sueldo de Sampaoli duplica al de todo el plantel de River. Y ni siquiera juega. ¿Sabe lo que harían unos cuantos por esa plata? Seguro que, por lo menos, le darían a su equipo una serie de variantes por encima del “River llegó una sola vez y nosotros no pudimos entrarle”. No, señor Sampaoli, gana usted 260.000 de los verdes por mes. Demasiado como para incurrir en este tipo de declaraciones. ¿Será que le pagan un dólar por cada paso que da en la cancha? Curiosa forma de invertir el dinero, tienen algunos. Allá ellos.
Como se dice en la jerga, Jorge Giordano “le pasó el trapito”. Y no nos metemos en el bolsillo del entrenador compatriota, pero seguramente lo único que tiene para envidiarle a Sampaoli sea el sueldo. A táctica, trabajo y seriedad le gana por goleada. Para más datos, ¿sabe los jugadores que se llevaba Santos con la plata que le paga a este señor? Al final, no todo es cuestión de tener más, sino de saber distribuirlo mejor. Como dice el slogan del principal sponsor de River.
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