El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
Fue noticia y no debe quedar nadie sin enterarse de que una delegación uruguaya viajó a Rusia con panes de pasto del Estadio Centenario para colocarlos en los escenarios en los que jugará nuestra selección, hecho que en teoría servirá como promoción para las aspiraciones de Uruguay de organizar el Mundial 2030 junto a Argentina y Paraguay.
Hasta ahí los hechos fríos, incontrastables, irrefutables. Pero como en todo, o casi todo, el asunto puede tener varias lecturas. La primera de ellas, tiene que ver con que se esparciría la famosa lagarta en todos los estadios por los que pase la Celeste, haciendo que nuestros jugadores se sientan como en casa. Se entiende, entonces, que se trata de una innegable estrategia deportiva de la AUF. Aunque nadie confirmó si se llevaron algunos huevos de tero, como para complementar la ambientación de los campos de juego rusos, creemos que ya con desperdigar el bicho que lleva casi 90 años comiendo todo intento de un buen césped en nuestro máximo escenario deportivo, es como un poco demasiado.
Y es aquí donde vendría una segunda lectura, que es a la que adhiere este humilde cronista. Ojalá, la catástrofe que puede llegar a ocasionar la lagarta en la tierra del vodka derive directamente en la pérdida de puntos conceptuales de la triple candidatura para el 2030. Si pasa eso, trataremos de contener nuestra sonrisa socarrona por algo que nos va a aliviar más de un dolor de cabeza.
En un hecho novedoso, nuestro equipo nacional no irá “paso a paso” en la Copa del Mundo, sino que su andar será “pasto a pasto”. Será asunto de las próximas generaciones del CAFO ruso, descifrar el misterio de la lagarta y de cómo se adapta a las diferentes condiciones climáticas de los campos de la ex Unión Soviética. Porque, por experiencia, ya sabemos que es difícil de erradicar. Lo único que esperamos, es que un deterioro progresivo y notorio de las canchas mundialistas no nos termine metiendo en un lío diplomático con las huestes de Vladimir Putin. Al final, hay que tener bien claro que ganar una posible sede mundialista no amerita bajo ningún concepto ponerse a los rusos de enemigos.
el rincón de las arañas, Mundial, Profesor Hermes J. Sanabria, Rusia 2018, uruguay