El rincón de las arañas
Tras el retiro de algunas de sus estrellas, como el temperamental Havelange o el hábil Blatter, el “Scratch” verdeamarelho viene atravesando tiempos difíciles y ve como la gloria deportiva le resulta esquiva. Son tiempos difíciles para ser brasileño, y eso mismo es lo que debe estar pensando en estos momentos Neymar.
Tras el descanso veraniego, las juergas en Las Vegas y las interminables noches en compañía de estrellas del espectáculo, el astro se puso a disposición para vivir de lleno el espíritu olímpico. Pero en este torneo tan particular, en el que solo pueden participar tres mayores de 23 años, la estrella encuentra aún menos oportunidades para brillar. Para peor, ni siquiera el DT es el titular, sino el ayudante del recién designado Tité. Neymar está lo que se dice más solo que Fonseca en el día del amigo.
Digamos que en Brasil, todo sigue dependiendo del crack del Barcelona. Por si no había sido suficiente fracaso el 7-1 sufrido ante Alemania en el Mundial, los Juegos Olímpicos de Río arrancaron de manera altamente preocupante. ¿Serán señales que le están queriendo mostrar a Brasil que no tiene que organizar torneos en los que intervenga la selección de fútbol? Porque convengamos que empatar 0-0 con Sudáfrica e Irak en las dos primeras presentaciones da para empezar a preocuparse, por lo menos. La decepción y el repudio de la gente es tal, que hasta reflotó el fantasma del Maracanazo por enésima vez. Y Neymar que debe querer hacer un pozo en el medio de la cancha y aparecer en Barcelona, que se debe preguntar por qué no habrá nacido en la época de Ronaldo, Rivaldo, Roberto Carlos y Ronaldinho, y que pensará que para que un brasilero sea bueno tiene que tener un nombre con R.
En síntesis, además de un equipo que no acompaña, se ve a un Neymar desenfocado, mirando para los costados buscando a Messi y a Suárez, mientras el público norteño aprende en cada partido a insultar en más idiomas. La falta de gol es acuciante, y más indigna cuando la gente ve que su selección alinea a un delantero llamado “Gabigol” que tiene menos gol que Leo Gamalho (por nombrar a otro ariete norteño de similares características).
Así se fue Brasil de su último partido, y luego de que el juez le diera 7 minutos de descuento para ver si “el que hace el gol gana”, sus jugadores recibieron una silbatina general de una “torcida” comenzó a inquietarse con las situaciones malogradas, y desde las tribunas empezó a bajar el grito de “¡Marta… Marta… Marta!”, en alusión a la estrella del equipo femenino (que avanza mientras tanto a paso firme y de goleada). ¿Le faltará alguna humillación más a la selección brasileña?
Brasil, el rincón de las arañas, Juegos Olímpicos, Neymar, Profesor Hermes J. Sanabria, Río 2016