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El último fin de semana en el fútbol español se dio un hecho lamentable y que parece no tener fin. Carlos Akapo, futbolista del Cádiz y compañero de Alfonso Espino, denunció gestos racistas desde la hinchada de Granada.
Desde la tribuna le hicieron gestos y ruido de mono mientras pasaba por al lado de uno de los arcos, lo denunció y el equipo local se puso en marcha para tomar cartas en el asunto.
El equipo andaluz anunció que el hombre no era socio de la institución, pero de todas maneras no quedó exento de culpa porque fue identificado y llamado a declarar.
De todas maneras, sufrió otro castigo un tanto particular y que probablemente también le dolerá: no podrá defender más a su club en la Primera División andaluza.