El rincón de las arañas

Más que mil palabras

16 Feb , 2018  

Prof. Hermes J. Sanabria

Se dice que vivimos en la era de la imagen, pero nos vamos a permitir disentir con esa afirmación. Al fin y al cabo, siempre se dijo que “una imagen vale más que mil palabras” y si a cualquier persona le preguntan qué sentido no querría perder nunca, diría la vista. Esto nos lleva a pensar en todo este tema de los derechos de imagen, que desemboca en la lucha –primero de los jugadores- por percibir lo que es justo por el uso de su imagen en los partidos televisados.

En el caso de los árbitros, su cara es tan tomada por las cámaras como la del más encumbrado jugador de cada equipo. Es esa misma imagen lo que debería tener más valor que nada en el caso de los hombres de negro, incluso más que todas las palabras usadas por aquellos árbitros más amigos de hablarle al jugador.

Finalmente, los encargados de impartir justicia se cansaron de que sus rostros fueran, junto con los que salen en las cámaras de seguridad, los únicos en no percibir nada. Es así, como salieron a terminar con las palabras y a hacer prevalecer la imagen, como aquel árbitro “tarjetero” hace pesar la tarjeta por encima de darle muchas explicaciones al jugador.

Es decir que, si Tenfield pretende proyectar en su pantalla la cara de Leodán González o la de Óscar Rojas, deberá pagarle los correspondientes derechos de imagen. Alguno dirá, “¿y estos qué se creen, actores de cine?”; otro se reirá sin entender por qué es importante la imagen del árbitro como un actor más de ese espectáculo que todos miramos.

De la mano de esa intimación de la gremial de árbitros a la AUF y a Tenfield, estará llegando de rebote otro beneficio para el fútbol y sus estamentos: la unión entre árbitros y jugadores, siguiendo aquel camino que inició Darío Ubríaco al mostrar que una persona podía estar, en diferentes momentos de su vida, de los dos lados del mostrador.

Con este reclamo, los árbitros y los jugadores pasan a estar #MásUnidosQueNunca, porque la imagen de uno, es la imagen de todos. Y eso, también en nuestro país, se cobra. Gesticule tranquilo para las cámaras, señor juez, haga su sacada de tarjeta más aparatosa, capte la atención del público al menos una vez por partido, ¡bien ganado se lo tiene!

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