El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
Alguna vez, Mirtha Legrand dijo con buen tino que el público se renueva. La fidelidad de las audiencias es algo que debemos cultivar, porque se nos puede marchitar si no le ponemos un poco de cariño. Sin ir más lejos, fíjese en el nuevo fenómeno de los programas de cocina. De a poco, la gente empezó a consumirlos en los canales de cable, hasta que tuvimos nuestra propia versión local. ¡Y lo que fue eso! De golpe, explotaron los índices de rating y nadie se quejaba de que le pusieran una tanda interminable. Eso quiere decir dos cosas: que el producto es bueno y que la gente a veces necesita cosas nuevas.
El año pasado marcó un cambio en el comportamiento del público uruguayo, que siempre fue futbolero por excelencia y ahora se volvió a reunir frente a los televisores, pero para seguir las alternativas de un programa donde otras personas cocinan. Nada muy diferente a lo que puede llegar a ver en su propia casa, si es que tiene un poco de suerte y hay alguien que cocina más o menos bien. ¿No sería cuestión de tomar algunos elementos de este programa y aplicarlos en las tan fustigadas transmisiones televisivas del fútbol uruguayo?
Por suerte, podemos sentirnos afortunados de que el gran éxito televisivo uruguayo no coincide en horario con las transmisiones de fútbol. Desde ahí, se puede construir. Sin perder nunca de vista que el fútbol es una marca identitaria que tiene bien ganado su lugar, se podrían adoptar algunos toques del exitoso programa que conduce Diego González para revitalizar la televisación de los partidos. Si esto le parece descabellado, piense apenas en lo que pasaría si Master Chef coincidiera en horario con un partido de fútbol y ya no le parecerá tan loco lo que proponemos.
Uno no es gerente de programación de Tenfield, ni mucho menos. Pero sí es un ciudadano con el derecho a opinar, con la suficiente apertura mental para visualizar que mucho público captaría una transmisión de un partido de Uruguay, por ejemplo, si en la previa apareciera Martín Charquero dando algún tip para el asado. También, y sin temor a equivocarnos, mejoraría el concepto que el espectador tiene de Juan Carlos Scelza si este incluyera metáforas de cocina encadenadas por sinonimia en sus habituales comentarios, por ejemplo “Es un jugador que está verde, que le falta un golpe de horno, en otras palabras, que está crudo”. Ante una eventual tarjeta amarilla o roja y la ya clásica referencia al limón y la frutilla que acuñó el relator Rodrigo Romano, podría venir a continuación una sencilla receta para algún trago que pueda ir tomándose mientras el asado está pronto. También, cuando se diga que el árbitro está cocinando a la celeste, uno de los auspiciantes podría hacer su aparición con algún gráfico alusivo. ¿Sería demasiado? A lo mejor es cuestión de sacarnos los prejuicios.
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