El rincón de las arañas

Mejor, en el BAR

3 Jul , 2017  

Prof. Hermes J. Sanabria

Ayer fue el Día del Periodista Deportivo. Y aunque uno no se considera como tal, lo celebró igual. Entonces, aprovechando la Final de la Copa de las Confederaciones nos fuimos a seguir las alternativas del partido entre Alemania y Chile en el bar de toda la vida, con frankfurters y varios lisos. Ojo, no significa esto que nuestras preferencias se inclinaran hacia el bando teutón, para nada. Sucede que es mucho más habitual que en el bar del barrio sirvan panchos y cerveza, que calapurca y pisco.

Mientras veíamos el partido, comprobamos que nunca hubo antes en Uruguay tantos hinchas de Alemania. Hasta camisetas de aquellas tan lindas de Italia ’90 había, ni el gallego del bar lo podía creer. Pero uno, siempre ecuánime. Propenso sí a la discusión, al intercambio de ideas, al debate; pero siempre de temas estrictamente futbolísticos. Es lo lindo que tiene el bar, es un lugar en el que todos los temas se democratizan. En el VAR, claramente no. Porque no podemos quedarnos de brazos cruzados si un árbitro para un partido por un codazo que no vio, y luego de consultar el video determina que era para amarilla. Hasta Jara se quedó sorprendido de que no lo hubieran expulsado, imagínese cómo habrá sido el bochorno.

Y hablando de bochorno, es una vergüenza que quienes tenemos que hablar de diversos temas hayamos visto como estos se superponían. Como el bar es un ámbito democrático, y la mayoría de los parroquianos querían ver Alemania-Chile, no podemos opinar con propiedad del desempeño de Peñarol. Y es ahí donde cabria detenerse, porque a nadie debería sorprender la presencia de Alemania en las definiciones de todos los torneos. Mientras tanto, nosotros dejamos la planificación de nuestros campeonatos en manos de genios que piensan: “Aprovechando que poca gente mira al intermedio, ¿por qué no poner el partido de Peñarol a la misma hora que la final de la Copa Confederaciones?”.

Usted pensará que uno tenía alguna preferencia por los teutones, más que nada por lo expresado en nuestra columna anterior. A eso podría sumársele el hecho inocultable de nuestro extenso paso por la Argentina, país que ostenta el dudoso honor de ser la única nación que ha perdido finales con Chile. Pero no es culpa de este humilde cronista si los hombres de rojo llevan tres finales consecutivas sin hacer un gol. Eso, contra Alemania, es sinónimo de vicecampeonato. De todas formas, consideramos un exceso los puños cerrados tras el gol teutón, las burlas hacia Chile y la salida en caravana de varios conocidos tras la consagración. El bar quedó vacío, mientras uno apuraba el último chopp a la salud del proceso de Joachim Löw y recibía algún tímido saludo por el Día del Periodista Deportivo.

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