El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
Realmente, uno se compadece de aquellos colegas que van a tener que estar toda una semana hablando de lo que se pudo ver en el partido clásico. Desde esta humilde columna, mucha fuerza para ellos, y por qué no, la dosis de suerte necesaria para encontrar el sustento a su tarea.
¿Juego? Poquito. ¿Ocasiones de gol? Las justitas, por no decir las de los goles. Siendo generosos, unos 30 segundos puede durar el resumen de las jugadas más importantes de un partido que seguramente no rankea entre las 10 mejores cosas que uno pudo haber hecho ayer, todavía con un feriado por delante. Todavía, ya ni siquiera se puede hablar de los líos, porque la muchachada se portó bien y no voló ninguna garrafa ni cosas por el estilo.
Estamos hablando de un partido que, si nos poníamos quisquillosos, ni siquiera debió haberse iniciado. ¿La razón? Reglamentariamente, no había círculo central. No vamos a entrar en aquel chiste fácil de preguntar si así queremos organizar un Mundial, porque de sobra sabrán quienes siguen a este cronista, que nuestra posición está tan en las antípodas de que se haga la Copa del Mundo en Uruguay como puede estar Fedorczuk de un arbitraje sin controversias. Pero, aún a sabiendas de que la humorada de “hacer la O con un vaso” estuvo más que presente en el imaginario colectivo, es clarísimo que no se le puso demasiado esmero al trazado de la figura geométrica que corresponde a ese sector de la cancha.
¿Acaso ese irregular círculo central es una alegoría del uruguayo? Porque después nos enojamos si nos dicen que hacemos las cosas a medias, si atamos todo con alambre, si lo dejamos “más o menos” pero confiamos en que nadie se dé cuenta. ¿Podría considerarse que hay un paralelismo entre la irregularidad de esa esfera tan emblemática en un campo de juego, con la carencia de regularidad de los equipos de nuestro fútbol? Y, nadie debería enojarse si viene un marciano y nos dice que sí.
No nos enojemos después, cuando nos asocian a la ley del mínimo esfuerzo, porque de una forma u otra estamos acostumbrados a no poner toda la carne en el asador. Nos pasa en el estudio, en el trabajo, en el esfuerzo físico, en la solidaridad… ¿para qué dar el 100% si así me alcanza? Fue empate, Nacional mantiene la punta y los dos saben que lo que hicieron en la cancha tuvo tanto de fútbol como lo que hizo el canchero de CAFO tenía de círculo. Demos vuelta la página, hasta que la vorágine de la vida moderna depare nuevos acontecimientos sobre los que volcar nuestras impresiones.
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