El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
De la selección egipcia de fútbol se sabía más bien poco en Uruguay. Apenas que había logrado una clasificación histórica de la mano del técnico argentino Héctor Cúper, y que algún tiempo atrás había sido víctima de un gol de Diego Godín que le había valido el apodo de “Faraón”, por la particularidad de justamente haberle hecho un gol a Egipto. Pudo haber sido el “Kaiser” Godín, de haberle marcado a Alemania; o el “Charro” Godín, de haber hecho un gol ante México. El destino es caprichoso, y nos unió en eso a Egipto hasta ahora, cuando será rival en Rusia.
Fue ahí, cuando el sorteo nos puso en el camino a aquel seleccionado, que empezamos todos a interiorizarnos más en sus jugadores y en su estilo de juego. Al poco tiempo, ya todo el periodismo deportivo estaba empapado de que la mitad de sus jugadores juegan en la Premier League y que uno de ellos la mueve y mucho. ¿No le da la impresión de que como de repente, Mohamed Salah dejó de ser apenas el nombre de un egipcio que jugaba en el Liverpool para convertirse en una obsesión?
Todos los que miramos fútbol, sabíamos que jugaba en el Liverpool (sí, como Suárez antes), pero no nos pareció un guiño del destino hasta que no supimos que lo íbamos a enfrentar en el Mundial. ¿Es más o menos importante que Suárez en la historia de los “Reds”? ¿Hay en nuestro plantel algún hombre capaz de anular a Salah? ¿Va acentuado en la primera o en la segunda “a”?
“Gol de Salah a lo Messi”, “Ronaldinho señala a Mohamed Salah como una de las estrellas del Mundial 2018”, “Salah, la gran amenaza para Uruguay”, “El Real Madrid va por Salah”. Pareciera que el egipcio está en todos lados, pero ¿no se nos estará yendo un poco la mano y lo estaremos mirando demasiado? Tal vez deberíamos tomar el ejemplo de los egipcios, que no deben estar tan obsesionados con Suárez y Cavani como nosotros con este muchacho que viene amenazante desde la tierra de las pirámides.
Será cuestión de atender lo nuestro, siempre respetando a los rivales y sus buenos jugadores, como es el caso de Salah. Cuando llegue el partido con Egipto, habrá que no perder de vista un par de cosas: mantener el orden táctico y llegado el caso, si es necesario, probar de qué está hecho el buen valor egipcio “llamándolo al orden”. Ya lo dijeron en Brasil, “Orden y progreso” y lo pusieron en la bandera.
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