El rincón de las arañas
La leyenda del pequeño país que se bañó de gloria contra todo pronóstico se ha desparramado por el mundo, y es que todo haría pensar que Uruguay nunca podría haber logrado nada, por una simple cuestión numérica. Por ejemplo, tenemos igual número de habitantes que Brasil de futbolistas federados. Así y todo, nos hemos ingeniado para mojarle la oreja a la historia.
Pero lo ocurrido en el Centenario el jueves no es más que una cachetada de la historia y un recordatorio de que pese a tantos triunfos, realmente no sabemos por qué nos constituimos en país. Así de sencillo, y quien tuvo la genial idea de que lo fuéramos (Lord Ponsomby), no está entre nosotros hace rato como para aclararlo o argumentar a favor de su propuesta. Como esas cosas que demuestran que en la vida todo vuelve, incluso la moda de los pantalones Oxford, el jueves volvimos a vivir en carne propia lo que implica ser dominados por Brasil. Un Brasil que tuvo en Neymar a su Lecor moderno, comandando a los suyos a conquistar nuestro territorio aún frente a la resistencia de un ejército de teros dispuestos a todo para defender su nido. Lamentablemente, no encontraron mucha ayuda de los hombres de celeste.
Como dijimos en la columna anterior, no podíamos hacer la de Rivera y entregar el territorio a los brasileros, porque es sabido que si se les da confianza se instalan rápido. Fíjese sino en la enorme influencia cultural que tienen en todos nuestros departamentos del norte, e incluso en los capitalinos que vamos cada vez que podemos al Chuy a comprar ticholos, rapadura, guaraná o caña brasilera. Pero, cuando jugamos como el otro día, nos preguntamos si realmente no habría sido mejor aportar lo nuestro como parte de algo más grande.
Ya en aquella época de dominación brasileña, allá entre 1824 y 25, ellos sostenían que los ganados de la Banda Oriental eran de mejor rendimiento que los de Brasil. En este caso, perfectamente podríamos aportar a Suárez, Cavani y Godín al seleccionado verdeamarelho. También eran conscientes del potencial de comerciar su producción a través de la cuenca platense, imagine el potencial de Brasil usando las habilidades de comercio de jugadores de Paco Casal, además brasileño de nacimiento.
Artigas se centró en resistirse a la invasión, fortalecer la Liga Federal y lograr el apoyo de Buenos Aires en esa lucha desigual (mucho tiempo después, lo hicimos pero en el fútbol, clasificando a un repechaje con ayuda porteña). Pero llegó Lord Ponsomby, y convenció a Brasil y Argentina que una guerra por este pequeño territorio no valía la pena. A su vez, se le ocurrió que podía ser viable que la Banda Oriental fuera un país independiente. También a algún Ponsomby moderno, se le ocurrió que nuestro campeonato local fuera viable, hecho hasta ahora no demostrable. Diga que siempre nos gustó torcer la historia, pero si no hubiera sido por el tal Ponsomby, hoy ya estaríamos en Rusia.
Brasil, el rincón de las arañas, Eliminatorias, Profesor Hermes J. Sanabria, uruguay