El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
Resulta difícil de asimilar para un veterano, el hecho de que hoy las cosas no corren por el “boca a boca” sino que “se viralizan”. En otros tiempos, el gol de Torque se habría ido agrandando como esas leyendas que se agigantan a medida que se van transmitiendo de forma oral, y sería como el gol de Manga o los partidos de Silas en Central Español. Pero no, hoy en día esto se difunde a través de los teléfonos, y si bien llega a más gente de forma fehaciente, nadie podrá decir que había 30 mil personas en la cancha.
Y como si hiciéramos un paralelismo con la manera de denominar “viral” a estas cosas que se hacen masivas porque la gente las comparte, diríamos que sería un virus de los buenos que se pudiera ver este tipo de jugadas más seguido. Porque lo que plasmaron los jugadores de Torque en cancha, no es casual, y es fruto del trabajo de un hombre que en este momento debe estar recogiendo elogios con la misma frecuencia con la que sus jugadores tocan la pelota: Paulo Pezzolano.
En tiempos en los que la gente reclama mejor fútbol, y no se termina de enamorar del Torneo Intermedio, ese gol de Torque puede llevar a que se produzca un acercamiento de público a sus próximos partidos, como seguramente quieran los árabes del Manchester City. El ambiente del fútbol habla del gol “a lo Guardiola”, y no son pocos los que elaboran sesudas teorías acerca de la influencia del entrenador catalán en el estilo de juego del equipo uruguayo. Muchos piensan que Pep Guardiola ya está bajando línea en la forma de jugar de Torque, y otros tantos ya miran a Pezzolano con buenos ojos para dirigir a la selección. Comentaba un veterano colega en una cancha de la B el otro día: “Si el “Papa” hace jugar así a Goñi, Puglia, Bonjour, Santucho y Lalinde; ¡imagínate lo que haría con Suárez, Cavani, De Arrascaeta y Valverde!”
Por eso, y procurando calmar un poco la ansiedad uruguaya, nos preguntamos si no estaremos ante un cambio de paradigma que derriba el “en estas canchas no se puede jugar bien”. Tal vez, la eventual llegada de Torque a Primera División, lleve a plantear un nuevo clásico con Boston River, denominado oportunamente como “el de los equipos que juegan bien”. Más aún, ¿se planteará una dicotomía al estilo “bilardistas y menottistas” de la Argentina con los “apudistas” y los “papistas”?
Mientras el teléfono de Pezzolano no para de sonar, el “Torque City” sigue deleitando al público en una divisional con duchas de agua fría, atrasos salariales y canchas de tierra. En alguna parte de mundo; el jeque de Abu Dabi Mansur bin Zayed Al Nahyan, aplaude satisfecho por lo que muestra su nuevo equipo, mientras Juan Ramón Carrasco grita a los cuatro vientos que él le enseñó a Pezzolano lo que hoy plasma; y tal vez, Pep Guardiola es un poco más feliz.
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