El rincón de las arañas
El fútbol es un deporte de costumbres, en el que cuesta asumir cambios. Usted habrá visto que es uno de los pocos deportes que se resisten al uso de la tecnología, algo que probablemente tenga que ver con que el deporte rey se mueve por la pasión, y la tecnología se ve como algo ajeno y frío. Sin embargo, algo está cambiando. De a poco, el fútbol abraza la modernidad, como se puede ver a diario.
Ha escandalizado al ambiente el uso de unos adminículos debajo de la camiseta al que muchos llamaron de forma despectiva “soutien”. Incluso se desvía la atención de los partidos, para centrarse en defenestrar esa práctica científica que permite medir diversos datos de utilidad para el cuerpo técnico. Pero por algo se utiliza este adelanto tecnologico. Si los avances existen, ¿por qué negarse a utilizarlos? En 1958, Brasil no lograba superar el trauma de Maracaná, y por eso contrató a un psicólogo. En aquel entonces, era algo tan raro como que hoy se recurriera a los servicios de un tarotista para determinar la oncena en base a su carta astral, pero ayudó a que el “Scratch” comenzara a dominar el mundo una vez que logró creer en sus posibilidades.
¿Para qué rompernos la cabeza con un balón con tiento, ampollarnos los pies con pesados botines, cargar con pesadas camisetas sudadas con sus números de lana impregnados, cuando podemos utilizar balones ultralivianos, botines anatómicos o camisetas dry fit? Ojalá nosotros hubiéramos tenido al alcance de la mano tanto artilugio, en vez de haber hecho tanta pretemporada corriendo por las dunas o cargando gente a caballito. El debate está instalado desde siempre, planteando si la tecnología debe aplicarse al fútbol o desvirtúa su esencia.
Pero bien sabemos que el del fútbol es un mundo conservador, en el que la modernidad se aparece siempre con avances que hoy ya nadie cuestiona. Cuando se inventó la pelota sin tiento, pudimos empezar a cabecear sin que la posibilidad de heridas fuera parte del juego. Hoy nadie discute los guantes, pero los primeros arqueros tenían que usarlos casi con vergüenza por el comentario descalificador; y las bebidas isotónicas son mucho más prácticas que echarle sal al té o al café con leche de los jugadores. Si hoy Messi usa botines inteligentes que le tiran toda la información sobre su rendimiento en la cancha: velocidad promedio, cantidad de pasos, niveles de intensidad y movimientos, ¿por qué nuestros jugadores no habrían de usar un chaleco GPS? Los resultados avalan el uso de este peculiar complemento que ya se ha instalado en los vestuarios de los principales equipos de fútbol. Como dicen los jóvenes, “que la cuenten como quieran”.
el rincón de las arañas, Fútbol moderno, Profesor Hermes J. Sanabria, uruguay