El rincón de las arañas
La Celeste logra opacar a cualquier otra cosa, en parte por ese componente patriótico que todos llevamos dentro. “Cuando juega Uruguay corren tres millones”, dijo acertadamente Jaime Roos sobre algo que se puede corroborar fácilmente en cualquier día de partido de la selección. Y si todavía el rival es Brasil, el terreno para exaltar nuestras propias virtudes es más fértil que nunca. “En condiciones normales, no podríamos ganarles nunca. Sin embargo…”, “3 millones contra 200, somos únicos en el mundo”, “Es David contra Goliath”, y tantas otras frases hechas que nos encanta repetir como un mantra que sigue llevando a Maracaná como insignia.
Como sucede en todos los órdenes de la vida, lo nuevo siempre saca a lo viejo. Si todavía, lo nuevo tiene que ver con la selección, cualquier otro acontecimiento del deporte queda en segundo plano. Fíjese en cualquier tapa de diario, en cualquier sección deportiva del noticiero, en cualquier programa radial o portales de internet. No se habla de otro tema. Seguramente, Mario Saralegui haya escrito algún otro tuit pero a nadie pareció importarle tanto; y en parte el citado profesional le debe estar agradeciendo al calendario que justo haya colocado esta doble fecha de Eliminatorias en su camino. Como también debe estar agradeciendo Nicolás De la Cruz, quien en estos días estuvo más en los portales del corazón que en los de deporte; y como debe estar lamentando Mauricio Affonso, a quien se le acortó el momento de fama. Es así que pese a que el Campeonato Uruguayo se juega igual este fin de semana, estamos todos pensando en otra cosa. Eso lo logra solo la Celeste.
Pero a no olvidarse de que ya vendría siendo hora de reverdecer aquellos laureles que tienen que ver con prevalecer ante nuestros vecinos del norte. Y para ganarle a Brasil, hay que tener siempre claro que es necesario llevar la cosa al terreno que los incomoda. Dado que aprovechar el factor climático ya no puede ser usado en su contra, porque juegan todos en Europa y se acostumbraron al frío, no hay que renunciar al gesto adusto y a la ausencia de sonrisas en nuestros jugadores. Por eso, que no juegue Suárez es hasta beneficioso para nuestros intereses, tan descabellado como puede sonarle a alguno. Sin la presencia de uno de sus mejores amigos, Neymar se va a sentir solo y no tan bienvenido. Tampoco podemos caer en la táctica “Fructuoso Rivera”, y cederles el terreno para que campen a sus anchas. El fútbol, casi como cualquier otra actividad en la que intervienen personas, tiene una gran preponderancia de la cuestión territorial que no puede ser dejada de lado. Por algo existen los términos “locatario” y “visitante”, y por algo existe la propiedad privada.
Ya volveremos a hablar de Leo Ramos, del atildado juego de Cerro, del gran momento de Hugo Silveira y nos preguntaremos qué fue de la vida del árbitro asistente de Peñarol-Rampla. Pero hoy importa que tenemos a nuestro alcance algo así como una renovación de votos, en lo que a nuestro compromiso con la historia se refiere.
Brasil, el rincón de las arañas, Eliminatorias, Profesor Hermes J. Sanabria, uruguay