El rincón de las arañas
Como muchos de nuestros lectores, somos hijos de otra época, en lo referido al deporte y a la vida en general. No quiere decir que esto sea mejor o peor, pero decididamente son otros tiempos los que corren. Y justamente, la vorágine de la vida actual hace que el deporte no pueda escapar a esa triste realidad presidida por lo efímero y lo circunstancial.
¿A que apunta esa reflexión? Justamente a cierta nostalgia que invade a este cronista cuando le toca enterarse del alcance del mercantilismo en el fútbol, opacando a aquello de la lealtad a una enseña durante toda una carrera. Tal vez usted, amigo lector, esté leyendo esto y se identifique con aquel jugador que usted idolatraba, cuya carrera en un solo equipo era paralela a su infancia. Referentes, que apoyaban esa idea de fidelidad a los colores que lamentablemente cada vez queda más lejos.
Porque sin ir más lejos, fíjese usted en casos como los de Sebastián Abreu. Veinte años de carrera profesional, veintidós clubes. Ni un año en cada institución, miles y miles de niños con el corazón roto por la partida de su ídolo que busca todo el tiempo nuevos destinos. Miles y miles de niños que se acostumbran a que todo en la vida sea así, álbumes de figuritas que quedan obsoletos en apenas tres meses, camisetas que pierden vigencia y quedan como un mero recuerdo que aviva la melancolía por aquel espejo que elige otro escudo al que besar.
Hoy les toca a los niños salvadoreños que se desvelan por las andanzas del Club Santa Tecla, vigésimo segundo equipo en la carrera del longevo centre forward. Hoy son esos niños los que reciben con algarabía y expectación a un veterano jugador, que viene de una tierra de campeones con la promesa de goles y tardes imborrables.
En esos niños se nos presenta el recuerdo de los pequeños españoles hinchas del Deportivo La Coruña, a los que el Loco se les fue tan rápido hacia otras ligas, en los jóvenes seguidores del Beitar Jerusalem, que no llegaron ni a aprender como se escribía el nombre de su nuevo ariete. Ojalá podamos decir que las vueltas de la vida llevaron al prólifico en goles y en camisetas Abreu a aquerenciarse y terminar su carrera defendiendo los colores del Santa Tecla. Una generación de niños se lo agradecerá.
El Aguante, el rincón de las arañas, Profesor Hermes J. Sanabria, Sebastián Abreu