El rincón de las arañas
Vuelven las Eliminatorias, y nos jugamos una difícil parada con plena confianza en la capacidad de nuestro combinado para hacerse fuerte en casa ajena, como en tantas oportunidades. Enfrente, un seleccionado argentino en plena reestructuración, con entrenador que debuta y un Messi que vuelve. Y es otro Messi el que vuelve. Luego de la frustración por las tres finales perdidas en forma consecutiva, el astro resolvió un cambio estético bastante extremo: convertirse en el mejor jugador rubio de la historia.
Siempre se habla mucho acerca de cómo frenar a Messi. Marca personal, escalonarlo, recurrir al foul táctico, hablarle de la mujer, esconderle los botines… se ha intentado de todo, con escasos resultados. Casualmente, la selección uruguaya cuenta en su zaga central con dos backs que han sabido ser exitosos en el marcaje del hábil jugador del Barcelona. Le han ganado, incluso, en filas del Atlético de Madrid. Y seguramente, usted diría que la mejor táctica es jugarle como suele hacerlo nuestro capitán, siempre de dientes apretados y sin regalar nada. Godín es claramente la gran esperanza del pueblo celeste para frenar el talento de Messi, pero es aquí donde este humilde cronista se permite disentir.
Muchas veces, para contrarrestar a un oponente de eximia calidad, se debe apelar a una táctica que lo sorprenda totalmente y lo distraiga. No es ir y patear el hormiguero, porque sabemos lo complicado que es cuando se enojan las hormigas. Por el contrario, si uno busca caminos alternativos, se encontrará en vías de obtener resultados diferentes.
Usted se estará preguntando a esta altura, cuál será esa táctica que nos permita minimizar al mejor del rival. Y pasamos a explicarla: aprovechando la amistad de Messi con Luis Suárez, y su constante sintonía, el crack rosarino ya va a entrar al campo de juego en un estado más distendido de lo habitual. Es ahí cuando entra en acción nuestro hombre para la misión más difícil: José María Giménez. El joven defensa, que no por casualidad luce por estos días un look muy similar al de Messi, sabe que de él dependemos.
Como supo hacer en su debut celeste, en aquel recordado match ante Colombia, Josema deberá pasarse los 90 minutos hablándole a Messi. De igual forma que en aquel momento hizo con Radamel Falcao, hablándole de autos y sacándolo por completo del partido, Giménez se convertirá en un espejo de Messi. Y será un espejo que habla, incordiando permanentemente en cada jugada al callado y tímido 10 argentino, preguntándole sobre cremas de enjuague, shampoos, fijadores, barberías y estilistas. Anulando a Messi, tenemos medio negocio hecho. Como se hace en el básquetbol, la “táctica espejo” a la estrella rival es nuestra esperanza. Y en tiempos de tanta preponderancia de la estética en el fútbol, sería una infamia que no la aprovechásemos.
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