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La historia de Julius Ssekiloteko fue una de las grandes de los Juegos Olímpicos de Tokio y eso que aun no comenzaron. Se trata de un atleta de Uganda, que se dedica a la halterofilia, y que llamó la atención en las últimas horas por fugarse de la concentración.
Antes de irse dejó una carta en la que expresó que no pensaba representar a la dictadura de su país donde las condiciones de vida, a su entender, no son las ideales.
Rápidamente la policía de Japón comenzó a buscarlo y lo terminó encontrando y pese a su versión de querer quedarse a vivir en tierras niponas y trabajar allí, volverá a Uganda.
Como si eso fuera poco sería sancionado teniendo en cuenta que no respetó la burbuja sanitaria que busca mantener la organización.