El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
No solo de tratados de libre comercio con China vive el hombre. Si habrá campo fértil para exportarle al gigante asiático lo mejor de nosotros, para demostrar que no solamente somos capaces de exportar ganado en pie o materias primas. No, este pequeño país también puede exportar el tan mentado “know how”, es decir aquellos saberes que necesitan de un destacado practicante de los mismos para ser transmitidos (un ejemplo fehaciente es el del desarrollo de software informático). Pero finalmente se ha hecho justicia y empezamos a exportar nuestro insumo más representativo: el saber futbolístico.
Claro, usted dirá que ya han sabido ir varios compatriotas a jugar a China, muchos de ellos incluso dejando muy en alto el prestigio de nuestro país. También dirá, que ya han ido entrenadores uruguayos a conducir equipos chinos. Pero esto es diferente, se trata de la primera vez que uno de los nuestros, y uno muy especial, es llevado a China para enseñar su tan mentado modelo: el “Tiki Tiki”. Gracias a la gestión de su ex compañero Leonardo Jara, Juan Ramón Carrasco se apronta para enamorar chinos con su famosa filosofía de juego.
Y vaya si es un motivo para sentir orgullo, porque si algo escasea en el fútbol son entrenadores con ideas propias. Podríamos nombrar a un puñado de ellos: Guardiola, Mourinho, Bielsa… y no muchos más. En nuestro país, podemos decir que J.R es el único entrenador con un sistema de juego propio y una convicción a prueba de balas de que su idea es la única vía posible hacia el buen fútbol.
Si algo tienen los chinos, además de ser muchos y de parecerse entre ellos, es visión de futuro. ¿Nos hemos puesto a pensar en qué podría terminar un Juan Ramón impartiendo las bases de su modelo en aquel país? La capacidad de imitación de los chinos, sumada a su férrea voluntad y su convicción en la filosofía del hombre de Sarandí del Yí, podrían terminar en una revolución futbolística. Miles, tal vez millones de chinitos repitiendo “tiki tiki”, “tiki tiki” con alegría, mientras defienden con tres hombres y no ponen a ningún volante de marca, mientras los hombres de ofensiva rotan libremente por todo el frente de ataque y las jugadas prestablecidas son ejecutadas con paciencia asiática… la verdad asusta.
No sabemos si esto terminará con Carrasco dirigiendo primero a algún equipo y luego a la selección China. Pero sí imaginamos lo que pasa por la mente del hombre que alguna vez pasó por incomprendido en su propia tierra: podemos estar seguros de que se visualiza dirigiendo en un Mundial con un equipo deportivo de nylon amasado con la leyenda “CHINA” en su espalda, e imponiendo su “impronta” en los mecanizados hombres de ojos rasgados. El “Tiki Tiki”, además de ser un modelo que demuestra ser exportable, debe ser ejecutado hasta las últimas consecuencias.
China, el rincón de las arañas, Juan Ramón Carrasco, Profesor Hermes J. Sanabria